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4º informe, decir la verdad

September 1, 2022 - por

4º informe, decir la verdad

Monterrey, NL.

Lo que voy a escribir no le va a gustar a muchos, pero de nuevo: los invito a no leerme.
Empecemos con un tema que toqué, el de que el ataque es la mejor defensa. Alguien me comentó que eso no les funcionó a los soviéticos en Afganistán. Vamos a repasar un poco los hechos, antes de entrar de lleno al punto de este artículo. Pero verán que todo, pero todo, está relacionado.
Los soviéticos entraron a Afganistán en 1980 para evitar el peligro de la expansión del fundamentalismo religioso islámico que inició a raíz de la revolución en Irán en 1979. No olviden que una gran cantidad de exrepúblicas soviéticas son islámicas. Los EU aprovecharon para armar a dichos fundamentalistas, con tal de que la URSS tuviera su propio Vietnam. Con el tiempo, dichos fundamentalistas se voltearon contra los EU.
Pero todo empezó cuando los EUA impidieron la votación general para saber con cual régimen se iba quedar Vietnam, y así que se unificará. Los EU sabían que los comunistas eran los favoritos para ganar. El posponer dicha elección, terminó en la guerra ya de todos conocida.
Y, a partir de esa guerra, y luego con el escándalo de Watergate, el público estadounidense aprendió una amarga lección: que su gobierno les miente. De hecho, muchos achacan la caída de la URSS por su “corrupción”. Pero olvidan que era el segundo país con el mayor PIB anual, después de los EU. Algo que empezó a cambiar a raíz del accidente de Chernóbil. Mientras, los EU enfrentaba el escándalo “Irán-Contras” donde se demostraba que el mismo gobierno de los EU introducía drogas a las calles de sus ciudades para financiar a los movimientos que se oponían a los revolucionarios financiados por la URSS (como los sandinistas). Si ustedes me dicen que eso no es corrupción, no sé que lo pueda ser.
Obvió, ocurrió lo de Chernóbil, y todos olvidaron las mentiras y la corrupción de los EU, ya que fueron los “ganadores” de la Guerra Fría. Lo cual permitió la extensión del neoliberalismo a nivel mundial, con la consiguiente problemática social también extensiva a nivel mundial: desigualdad y pobreza.
Así que repasemos: los EU fomentaron a los radicales islámicos, y los armaron. Los EU fomentaron a los comerciantes de drogas, y los armaron. Con lo cual actualmente siguen con una “epidemia” de drogadicción que les reditúa cerca de 100 mil muertos/año por sobredosis, contra 58 mil fallecidos en todos los años de la guerra de Vietnam (ahora sí, este es el dato exacto de estadounidenses fallecidos, ya que había escrito previamente 48 mil fallecidos).
Y, en este momento, los EU están apoyado a los neonazis europeos, sobre todo ucranianos, con tal de enfrentar a su acérrimo enemigo: Rusia. Un enemigo que ya había sido vencido en la Guerra Fría, que ha buscado acercarse a Occidente, recibiendo solo desprecio. (Por un lado, fundamentalistas islámicos, narcotraficantes y neonazis. Por el otro, Rusia apoyaba-ya no- revolucionarios de izquierda. Ahí les dejó esto para que lo mediten).
Lo cual me lleva al siguiente punto, antes de aterrizar este escrito: ¿Por qué Biden tiene tan baja popularidad, mientras Putin, que invadió un país, está al alza en su popularidad?
Creo que es tan sencillo como la percepción de que quien le miente, y quien no, a su pueblo. Putin está enfrentando un problema que heredó de Gorbachov: la extensión de la OTAN hacia sus fronteras. Y el pueblo ruso lo sabe. A Gorbachov, cuando disolvió la URSS al quedar en bancarrota por enfrentar el problema de Chernóbil, Occidente le prometió quedarse con los mismos países con los cuales estaba conformada en 1991. No cumplieron. Pero, si esas democracias mienten a sus pueblos ¿qué podían esperar los rusos?
(Nota al margen: Stalin era de Georgia. Kruschev y Brézhnev eran de Ucrania. Gorbachov y ahora Putin, sí son rusos. A Yeltsin no lo pongo porque si a Gorbachov no le van a hacer los rusos funerales de estado, a Yeltsin lo odian todavía más. Pero es curioso como la URSS se hizo potencia con ciudadanos que no eran rusos).
Así que, los estadounidenses perciben que Biden les miente, y los rusos perciben que Putin no lo hace; y enfrenta problemas que, de no hacerlo en este momento, puede acarrear problemas futuros más graves a su país. (Y, ojo: no quiere decir que apoye la guerra. Simplemente, las guerras van a ocurrir de una forma o de otra, porque está en nuestra naturaleza. Y todo empezó cuando el primer “Homo” de nuestros antepasados, se agarró a pedradas con otras tribus para que no invadieran su zona de cacería-recolección. Cientos de miles de años después, seguimos igual, solo que ahora con armas nucleares. Y Einstein ya dijo que el ciclo se va a cerrar, de nuevo, usando piedras otra vez).
Así que, con todo este preámbulo, vamos a escribir lo que sucede con AMLO. AMLO llega hoy a su 4º informe de gobierno con una popularidad que oscila entre el 63% y el 71% (según la casa encuestadora). Su partido, tiene arriba del 50% de apoyo para ganar las elecciones del 2024.
De hecho, una nueva encuesta de hoy indica que el 57% de los mexicanos desea que el siguiente presidente, continúe con el Proyecto de Nación de AMLO. ¿Cómo puede la oposición explicar eso?
Porque la oposición no ha perdido tiempo, ni un segundo, en tratar de desmentir o menospreciar lo que AMLO ha hecho, y, observando las estadísticas, simplemente no les ha funcionado.
Vamos, AMLO logró algo impensable: su principal temor siempre fue que el movimiento fuera “infiltrado”, y, de hecho, a mí en lo personal me tocó escuchar una advertencia por parte de él, en una asamblea en el Zócalo capitalino, para que tuviésemos cuidado con ese “peligro”.
Pues bien, hizo algo magistral: invitó a quienes quisieran “infiltrar” al partido a hacerlo en forma legal, con lo cual no tuvieron que hacerlo a las sombras; y mostró a la militancia original con quienes deben competir para conservar la 4T. En el inter, desfondó a sus opositores.
Creo que, así como otros estadistas de talla mundial que también juegan al ajedrez, AMLO ha prevalecido por algo muy simple: porque la gente percibe que habla con la verdad. La oposición puede desgañitarse con sus críticas. Pero, cuando uno empieza a leerlas, se caen por su propio peso. Como una que está circulando por WhatsApp, y que empieza con “No ha vendido el avión presidencial”.
Sí, pero la gente sabe que él no lo compró, y sabe que la oposición lo pidió con tales características que lo hacen prácticamente invendible. Por no comentar que también ya le mostró a la oposición que un presidente puede tomar vuelos comerciales.
Podría seguir enumerando y corrigiendo todos los demás “argumentos” que utiliza la oposición con su muy barata propaganda, pero no tiene caso. Porque las estadísticas indican que no les está funcionando.
Y, mientras no quieran investigar, y aceptar los hechos para cambiar paradigmas, la oposición va a ser siendo eso: solo una vociferante, y muy charlatana, oposición. Ya cuando aprendan el secreto de que la gente perciba que dicen la verdad, puede que su destino cambie.
¿Podrán hacerlo?