Monterrey, NL.

Sí, ya sé que parece un título digno de una película de luchadores mexicanos. Pero es parte del surrealismo mexicano.
Vi lo que van a percibir los médicos extranjeros que está solicitando el gobierno, y comprendí el enojo de no pocos médicos mexicanos. Pero (siempre hay un “pero”):
Los médicos mexicanos han atacado a este gobierno en forma inmisericorde, mostrando un clasismo y un elitismo que pocos gremios (solo recuerdo al de los “periodistas”, y nada más), han mostrado. El puro y simple hecho de que estuvieran discutiendo todos los planes que se realizaron durante la pasada pandemia, que acusarán a este gobierno de un “genocidio”, que cuestionarán el orden de vacunación: vamos, por menos que eso, en otros gobiernos a los dirigentes de las diferentes sociedades y asociaciones médicas les hubieran puesto un “estate quieto”.
Sobre todo, porque AMLO sabe que el pecado de omisión (si no de franca complicidad) provocó el que no se siguieran construyendo más hospitales en nuestro país, y que no se formarán el número suficiente de médicos, y menos el número suficiente de médicos especialistas que nuestro país requiere.
Así que, para poder cumplir con la promesa de un buen servicio médico (“cómo el de Dinamarca”, suele recordar la oposición), no tenía otra opción más que atraer a médicos extranjeros para poder, primero, tener una plantilla de médicos con los cuales los pacientes se puedan atender. De nada sirve tener todos los medicamentos, y nuevos hospitales con todo el equipo; si no hay personal de salud que utilice dicho equipo, dichos hospitales y recete dichos medicamentos. La ecuación no se completa.
Ahora, algo que muchos quejosos de mi gremio no ven, o no quieren ver: la opinión de las personas que van a ser atendidas por los médicos extranjeros.
Estamos hablando de comunidades donde muchos tenían que movilizarse a otras partes para recibir tratamiento médico, con los consiguientes gastos que eso conlleva.
Ahora, muchos no tendrán que movilizarse, porque van a recibir la atención directamente en su poblado. Sinceramente ¿ustedes piensan qué para esas personas les importa la opinión de los médicos mexicanos? No lo creo. Es más, estoy seguro de que les es irrelevante.
Sí, los médicos pueden aducir que “no acudían a esas localidades por la inseguridad”. Pero resulta que desde hace ya rato vienen asesinando médicos y personal de salud en nuestro país, desde que, prácticamente, se inició la “guerra” contra el crimen con Felipe Calderón. Pero, “casualmente”, solo hasta ahora muchos recordaron lo anterior, y quisieron culpar a este gobierno por ese clima de inseguridad. Otro punto que le “tocó las narices” al presidente.
Así que, ante la hostilidad del gremio médico casi en su totalidad, y ante el hecho de que no se llenaron las plazas médicas que se ofertaron en los meses pasados, y teniendo que cumplir con una de sus más caras promesas de campaña ¿alguien puede culpar al presidente?
Porque, recuerden: solo habemos alrededor de 200 mil médicos en el país, contra centenares de miles o tal vez millones de personas sin atención médica por falta de profesionistas en sus localidades. Centenares de miles o millones que votan. Igual, AMLO sabe que el gremio médico, en su inmensa mayoría, vota en contra del nuevo proyecto de nación. Así que no creo que hubiera sido muy magnánimo con dicho gremio.
Y, si aducen que “dichos médicos no se han homologado”, pues la oferta de trabajo ya contempla dicha homologación de títulos profesionales en nuestro país. Homologación que se realizó con muchos médicos suramericanos (por poner un ejemplo), que vinieron a nuestro país, pero que se quedaron solo en la medicina privada, y no engrosaron las filas de la medicina pública gubernamental. Así que ese detalle no creo le vaya a molestar.
Médicos que van a ir a las zonas más inseguras del país, pero estamos hablando que muchos de esos médicos han acudido a zonas con conflictos bélicos, así que, podemos concluir que ya están “habituados”, si no es que hasta entrenados para enfrentar situaciones peligrosas.
Otros, van a aducir que “los sueldos de dichos médicos se pagan con los impuestos de todos”. Pues, sí. Pero resulta que esos impuestos van a permitir que haya médicos (aunque no sean nacionales), que permitan atender a las personas en su zona de origen o residencia, con lo cual se va a buscar bajar la mortalidad de muchos de ellos, y mejorar su calidad de vida. ¿Acaso no quieren que esos mexicanos, qué no son tan afortunados por vivir en zonas lejanas, no tengan una buena calidad de vida? Yo agregaría que tengan hasta vida, al tener a alguien que los atienda en una emergencia inmediatamente.
Al final, sé que lo que voy a escribir a muchos no les va a gustar, pero en mi percepción es lo más cercano a la realidad. El gremio médico cosechó lo que sembró. Al no abrir más plazas para estudiantes de medicina y/o para instituir más residencias médicas.
Al no levantar la voz por la gran cantidad de hospitales públicos que quedaron en obra negra en los últimos dos sexenios pasados.
En apoyar el que desmantelaran el sector salud, o que se éste se fuera privatizando en forma inexorable.
En pocas palabras, el no brindar un buen sistema de salud, que no implicará afectación de los mexicanos. Porque al final, en México teníamos el segundo “gasto de bolsillo” más alto de la OCDE. Esto es, que los pacientes tenían que hacerse cargo de su salud, con afectación directa de sus ingresos.
La gota que derramó el vaso es, precisamente, que se acaba de despenalizar el acto médico. Y eso fue gracias a una iniciativa de ley presentada por la fracción parlamentaria del partido actualmente en el poder. Y ningún gremio fue para agradecer lo anterior, así como en muchas otras ocasiones se unieron para responsabilizar a este gobierno de males que padecemos desde hace años, o para manifestar malestar por la forma en que se abordó la pandemia.
Mis estimados colegas, solo recuerden: como un total, somos muy pocos. Porque muchos de ustedes, a cargo de las escuelas de medicina, buscaron que fuéramos pocos. Y los mexicanos que requieren servicios médicos (y que son muchos, pero muchos), también votan.
Y, en una democracia, se busca el bienestar de la mayoría. Aunque a muchos, no les agrade.