El ministro de comercio chino, Wang Wentao, anunció un consenso entre Pekín y Seúl sobre la industria de semiconductores. El funcionario declaró a la prensa que este asunto encabezó la agenda de sus conversaciones con su homólogo surcoreano, Ahn Duk-geun, al margen de la Conferencia de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Detroit hasta el pasado 26 de mayo.

Wang Wentao precisó que durante las negociaciones las partes intercambiaron puntos de vista sobre el mantenimiento de la estabilidad de las cadenas de suministro de la industria de semiconductores, así como sobre el impulso de la cooperación en los ámbitos bilateral, regional y multilateral.

Mientras tanto, un medio de comunicación estadounidense citó una fuente anónima según la cual la parte surcoreana había expresado su confianza en que “la comunicación [bilateral] es necesaria entre los funcionarios de nivel de trabajo sobre todas las industrias”, no solo para los semiconductores.

Seúl está en el punto de mira de una carrera entre Estados Unidos y China por imponerse en el sector mundial de los chips, que se espera crezca hasta los 1,4 billones de dólares de ingresos en 2030.

Corea del Sur sigue siendo un proveedor de semiconductores tanto para China como para EEUU, en medio de los llamamientos de Washington para limitar el acceso de Pekín a los chips avanzados debido a supuestos riesgos para la seguridad nacional.

Según la Casa Blanca, la cuota de Estados Unidos y China en la producción mundial de chips se sitúa actualmente en el 10% y el 15%, respectivamente. Washington se esfuerza por ganar la carrera a Pekín, imponiendo más restricciones y ampliando las inversiones en la industria nacional de semiconductores.

En octubre de 2022, la Administración Biden puso en marcha las restricciones amplias a la industria de fabricación de chips de Pekín, exigiendo licencias a aquellas empresas que exporten semiconductores a China utilizando herramientas o software estadounidenses sin importar en qué parte del mundo se fabriquen. Las medidas también impiden a los ciudadanos estadounidenses y a los titulares de una green card trabajar para determinadas empresas chinas en este sector.

El objetivo es evitar que los inversores estadounidenses contribuyan directa o indirectamente al desarrollo de la producción de semiconductores en China.

La conferencia de la APEC se celebró en Detroit entre el 14 y el 26 de mayo y reunió a ministros de comercio, altos funcionarios y expertos de los 21 países miembros de la organización.

“A medida que la región Asia-Pacífico emerge de la pandemia de COVID-19, nuestra agenda [del foro de Detroit] ofrecerá a los miembros la oportunidad centrarse en cómo podemos garantizar que el comercio transfronterizo internacional fluya sin problemas, y cómo puede ayudarnos a abordar los retos más acuciantes de la región, desde el cambio climático hasta la desigualdad económica“, expresó la directora ejecutiva de la Secretaría de APEC, Rebecca Sta Maria.

Durante las reuniones, los ministros de la APEC debatieron medidas prácticas sobre cómo la cooperación mutua puede contribuir a un comercio sostenible e integrador.

La APEC fue fundada en 1989, con sede en Singapur, e integra a 21 economías: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Filipinas, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Singapur, Tailandia y Vietnam.

En 2020, los miembros de la APEC representaban el 38% de la población del planeta, el 62% del Producto Interior Bruto global y el 48% del comercio internacional.