Nueva York.

 La Asociación Nacional del Rifle (NRA), baluarte de Donald Trump y de la derecha estadunidense, fue acusada formalmente de fraude y corrupción por la fiscal general del estado de Nueva York quien busca disolver la poderosa organización dedicada a defender el “derecho” a comprar y emplear armas con mínimas restricciones con lo cual, entre otras cosas, ayuda a facilitar el tráfico de armas a México.

La demanda civil anunciada por Letitia James, la fiscal general estatal de Nueva York, podría poner en jaque la sobrevivencia de la NRA por primera vez en sus 148 años de existencia, ya que la organización de cabildeo político pro armas más influyente del país -con más de 5 millones de miembros- se encuentra debilitada por problemas financieros y una larga disputa interna entre diversas facciones.

“La NRA está llena de fraude y abuso, por lo cual hoy buscamos disolver la NRA, ya que no hay organización que esté por encima de la ley”, declaró la fiscal general James.

La demanda sostiene que durante años dirigentes de la organización violaron varias leyes estatales y federales al buscar enriquecerse con el manejo irregular de decenas de millones de dólares,

La demanda, además de proponer el desmantelamiento de la NRA, también busca que cuatro de sus dirigentes restituyan millones de dólares y que les sea prohibido trabajar en cualquier organización sin fines de lucro.

La fiscal general James también informó que estaba entregando a autoridades federales información sobre posibles violaciones de leyes de impuestos y advirtió que no se descartan cargos criminales adicionales, ya que “la investigación continúa”.

De inmediato, la NRA sostuvo que la demanda en su contra era una maniobra política de los demócratas y denunció que la acción es “un ataque premeditado y sin bases contra nuestra organización y las libertades de la Segunda Enmienda que defiende”. Esa enmienda es la que supuestamente garantiza el “el derecho” de los ciudadanos a las armas -aunque esa interpretación ha sido disputada durante décadas.

La poderosa organización que ha jugado un papel clave en apoyar políticos conservadores ha sido debilitada por una serie de disputas internas en los últimos años sobre cómo es administrada y varios de sus más altos ejecutivos han renunciado o han sido expulsados como resultado, entre ellos su ex presidente Oliver North -el mismo teniente coronel culpable de mentir al Congreso durante el escándalo Irán-Contra en los ochenta.

El presidente Donald Trump también denunció la demanda como “algo muy terrible”, y recomendó que la NRA se mudara a Texas para “llevar una vida muy buena y hermosa”. Poco después en un tuit afirmó que “el Nueva York de la izquierda Radical está intentando destruir la NRA”, y advirtió que si su contrincante demócrata Joe Biden gana la elección, marcará el fin de la Segunda Enmienda, con lo cual “tus armas serán confiscadas de inmediato” al sonar la alarma para sus seguidores.

La NRA invirtió millones en promover la elección de Trump y sus aliados.

Organizaciones nacionales dedicadas a un mayor control de las armas de fuego en este país festejaron el anuncio, incluyendo la Marcha por Nuestras Vidas nacida luego de la masacre en la preparatoria en Parkland, Florida, encabezada por jóvenes sobrevivientes quienes han creado una amplia alianza con otros nuevos movimientos en torno a la violencia, incluyendo a Black Lives Matter.

Hay más de 390 millones de armas de fuego en manos privadas en este país, mas que el total de la población. Tres de cada 10 estadunidenses dicen tener una arma. Cada año mueren 37 mil 600 personas por violencia de armas de fuego. A pesar de constantes tiroteos masivos en escuelas, iglesias, sinagogas, cines y estadísticas mortales del uso de armas de fuego sin paralelo en el mundo “avanzado”, la NRA y sus aliados han logrado mantener el acceso casi irrestricto a las armas como un “derecho” en este país.

El lunes 3 de agosto se marcó el aniversario de la matanza en El Paso, donde perecieron 23 personas (nueve de ellas mexicanos) y quedaron heridos más de 22 -el ataque más letal contra latinos en la historia moderna de este país. El rifle y las balas fueron compradas por Internet por un joven de 21 años.

La mayoría de las armas de fuego lícitas recuperadas en México fueron compradas legalmente en Estados Unidos.