Cuando se presentó una patrulla del Ejército para poner fin al saqueo, la gente la recibió a piedrazos y garrotazos. Este tipo de acciones había estado funcionando y el ejército se limitaba a mirar indefenso cómo de producía el saqueo. Esta vez, los asaltantes hirieron a dos soldados y trataron de sacarles sus armas. A esta altura, según el Ejército, sonaron algunos disparos –no está claro quién los hizo– y el oficial a cargo de la patrulla disparó contra el piso. Dos civiles sufrieron heridas de bala, aunque el Ejército no dijo que el oficial les había disparado.

Al día siguiente, en el estado de Puebla, el Ejército nuevamente justificó el uso de la fuerza –hizo algunos tiros al aire– cuando unas 150 personas enfrentaron a soldados con bastones y piedras en un esfuerzo por tomar el control de un depósito donde había remolques llenos de mercancías que habían sido confiscadas por el Ejército. Nadie resultó herido, pero los disparos al aire marcaron un evidente cambio respecto al pasado reciente.

Juan Ibarrola, columnista de un diario y experto en las fuerzas armadas mexicanas, dijo que cree que las confrontaciones son parte de una estrategia de los cárteles.

“La delincuencia organizada ha creado una base social que le sirve de escudo humano para limitar la presencia de los militares en ciertas áreas”, declaró Ibarrola, agregando que campesinos y amas de casa pueden percibir dinero de las bandas si participan en estas confrontaciones. “Por ejemplo, si una mujer muere y son los soldados quienes la matan, eso sería cambiar todo el relato. Sería una locura”.

Soldados realizaron recorridos de seguridad en escuelas de las colonias Emiliano Zapata y Ciudad Renacimiento, ubicadas en la periferia de Acapulco, en donde hay altos índices de violencia. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

Ibarrola dijo que si bien el Presidente de México probablemente nunca ordenó a los militares no responder cuando hay confrontaciones, sus palabras y sus acciones no dejaban lugar a dudas acerca de lo que quería.

Ahora, el interrogante es cuánto tiempo el Ejército mantendrá una actitud pasiva en medio de una escalada de provocaciones y homicidios.

Ibarrola cree que los militares seguirán conteniéndose. Después de todo, señaló, López Obrador le dio a la Secretaría de Defensa un papel más importante en la economía y la política que el que ha tenido en décadas. Siempre elogia a los soldados, a quienes describe como “un pueblo con uniforme”.

Gobiernos previos dieron a los soldados funciones policiales, más que nada porque la policía civil era a menudo comprada o moría a manos de carteles fuertemente armados, y López Obrador sorprendió a muchos al mantenerles ese esas funciones cuando asumió.

“Creo que están decididos a demostrarle al Presidente que no serán las fuerzas armadas las que provoquen incendios”, dijo Ibarrola.

Soldados del Ejército mexicano realizaron operativos de seguridad sobre la avenida Costera de Acapulco en septiembre. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

Es común ver al Ejército y a personal de la Guardia Nacional “patrullando” zonas donde abunda la delincuencia. Se limitan a dar vueltas en sus vehículos, pero rara vez se bajan de ellos y patrullan a pie, como si su sola presencia fuese a desalentar a los delincuentes.

“Evitamos los enfrentamientos, cada vez hay más trabajo de inteligencia”, expresó López Obrados el viernes pasado.

Hay quienes dudan que los militares –a pesar de tener un papel más prominente en la recién creada Guardia Nacional– vayan a evitar confrontaciones totalmente. Algunos dicen que abstenerse de intervenir es una estrategia que no va a funcionar, especialmente en las zonas rurales más peligrosas, donde el Ejército erradica plantaciones de los narcotraficantes.

Hay un tercer camino, que casi no se ha explorado todavía en México: El uso de fuerza no letal, con fines disuasivos.

El manual de las fuerzas armadas mexicanas permite disparar en defensa propia, pero requiere el uso de una fuerza “proporcional”. No está claro si los soldados tienen los medios o la capacitación para el uso de fuerza proporcional.

La Secretaría de Defensa no respondió a preguntas acerca de si los soldados están equipados o entrenados en el uso de fuerza no letal.

El incidente de mayo, en el que los soldados no dispararon y fueron secuestrados, pone de manifiesto la incertidumbre sobre el manejo que deben hacer los militares de los enfrentamientos con civiles.

Por más que generalmente se oponga al uso del Ejército para combatir la delincuencia, la Comisión Nacional de Derechos Humanos dijo que los lugareños estuvieron mal al atacar a los soldados.

Si bien nadie espera que el Presidente modifique su colorida retórica –habla de los “valores de la familia” para combatir la violencia–, algunos sienten que las que están cambiando de parecer son las fuerzas armadas.

La respuesta de los militares el 7 y 8 de septiembre “parece señalar un giro en la política hacia algo más práctico”, declaró Hope. “Lo que si parece es que se le soltó la rienda al Ejército “.

Mark Stevenson/AP.