Monterrey, N. L.

Vaya día interesante que fue el del viernes. La oposición empezó con la “primicia” del estilo de vida de uno de los hijos de AMLO.
Y pongo “primicia” entre comillas porque la nuera de AMLO, desde hace casi un año ha publicado fotos sobre su residencia (en Houston, Texas), sus sitios a donde acuden de vacaciones (ella y su familia) y su estilo de vida.
Así que la primera “maroma” de la oposición consistió en que, según esto, el hijo de AMLO no compartía la pasión de su padre por la austeridad republicana.
Primer “strike” de la oposición. La austeridad republicana está concebida para funcionarios de gobierno, pero el hijo de AMLO no lo es.
Entonces, pasaron a la segunda “maroma”: un posible conflicto de intereses porque la residencia donde vivió era propiedad de una compañía que hace negocios con PEMEX.
Segundo “strike” de la oposición. La que trabaja para dicha compañía es la nuera de AMLO, y esa compañía ha tenido negocios y contratos con PEMEX desde antes de que López Obrador fuera presidente.
Pero la oposición se cerró a cualquier argumento, y solicitan una investigación. Obvio, no faltó quién sacó un paralelismo entre la casa de Houston del hijo de AMLO y la Casa Blanca de Peña Nieto.
Así que, siendo justos, la oposición debe exigir que la Secretaría de la Función Pública, la misma que investigó (y exoneró de culpa a EPN referente a ese asunto), investigue ahora al hijo de AMLO.
Solo hay un pequeño problema: la Secretaría de la Función Pública investiga a FUNCIONARIOS PÚBLICOS. Y, hasta donde he revisado, el hijo de AMLO no lo es.
Tercer “strike”.
Así que si se investiga un posible tráfico de influencias ¿a quién investigar? ¿A AMLO?
Perfecto. Solo tendrían que probar con un audio, un video o de preferencia, un documento; que AMLO propició que PEMEX tuviera esos contratos con la compañía en la cual trabaja la nuera, y que no fue por una licitación en toda regla. Sencillo ¿no?
La oposición al no poder probar que son honestos, han intentado demostrar que AMLO y la 4T son igual o peor de corruptos que ellos.
Solo que, Houston, tenemos un problema: en 40 años que investigaron y acusaron a AMLO nunca le pudieron demostrar una corruptela. Ni una sola.
Tal vez ahora lo logren. ¿Podrán? Al final, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué la Secretaría de la Función Pública confirme que no hay delito?
Ya hay un antecedente previo, con Peña Nieto. Y, repito: el hijo de AMLO no es un funcionario público.
Así que, oposición: buena suerte con sus “maromas”. Pero no se vayan a marear mucho. Porque luego no van a comprender por qué sus planes no prosperaron.
Todo un montaje al estilo de Loret de Mola