Monterrey, N.L.

Estamos en 1810, en la Ciudad de México (aún no es un Distrito Federal, menos CDMX). En una reunión aristocrática, en alguno de los múltiples palacios de la urbe:
-“Es que un cura que vive en pecado, y varios criollos desagradecidos, solo alebrestaron a la indiada y al populacho. Según esto, para que ellos puedan gobernarse por si mismos, ya que los peninsulares no somos capaces, al tomar Napoleón, España; y poner, según ellos, a autoridades espurias, a las cuales se niegan a obedecer… ”
-“Pero ¿Qué van a saber estos iletrados de gobernanza? Si nosotros les trajimos la civilización, leyes modernas, una lengua real, no un despreciable dialecto, y lo más importante: la religión verdadera. Si llega a prosperar su movimiento, son capaces de regresar con sus dioses paganos, y volver a realizar sacrificios humanos. ¡Dios nos libre de esa contingencia! Mil veces preferible que la Santa Inquisición evite ese posible escenario. Sin importar los métodos que tengan que utilizar.”
-“Lo más escandaloso es que la esposa del Corregidor de Querétaro forma parte de ese grupo de subversivos qué desafían las normas y las buenas costumbres. ¡Y se reunió ella sola con un grupo de hombres sin estar su marido! ¡Increíble tal desfachatez! Eso sucede por tener un esposo tan permisivo. Esa mujer no sabe cual es su lugar, y es una deshonra para su familia. Una mujer de bien sabe que ese tipo de situaciones nos deben de ser ajenas. No es propio de nuestra condición de damas ayudar a levantamientos y sublevaciones del populacho. Bochornoso por donde se le vea.”
-“Lo interesante es que crean que realmente pueden gobernarse por ellos mismos. Si Dios quisiera eso, nos hubiera hecho a todos iguales. Pero no lo somos. Nosotros, por un motivo, divino si desean; somos la gente de razón. Ellos solo son una chusma irracional, que, en caso de tener éxito, van a provocar la debacle de la Nueva España, por completo. ¿Qué es esa ocurrencia de que esto es México? Formamos parte de España, les guste o no. Y su único deber es obedecer, que para eso nacieron. Cualquier otra pretensión es completamente irracional de su parte. ¿Cómo vamos a terminar? ¿Qué la palabra de alguien del populacho, de la servidumbre, tenga el mismo peso que nuestra palabra, la palabra de los señores? Sería el principio del fin de la civilización tal como la conocemos.”
-“Lo que más me disgusta es que ese ‘curita” haya tomado como estandarte a la Virgen Morena, madre de todos aquí en la Nueva España. Como si ella fuera solo la madre de ese vil y abyecto populacho. Espero que, de apresarlo las autoridades, termine en el peor de los infiernos, por su atrevimiento… “.
Y regresamos a la época actual, septiembre de 2023. Sin embargo, creo que la historia se repite.
Porque, en algunos “palacios” modernos, en San Pedro, Zapopan o Polanco, se va a repetir la conversación previa. Palabras más, palabras menos.
Lo más triste: se van a atrever a gritar “Viva México”. Siguen sin aceptar su herencia, aunque continúen haciendo lo mismo que sus antepasados.
Pero la “indiada”, el “populacho”, los “criollos desagradecidos”, seguimos en la lucha.
Todo el tiempo que sea necesario.