Monterrey, NL.

Viendo la serie documental sobre Vietnam, llegué a una conclusión muy reduccionista: los EUA perdieron Vietnam porque no quisieron ganar.
Y no quisieron ganar porque tenían que invadir Vietnam del Norte, y llevar la guerra ahí. Cuando Vietnam se dividió, hubo un lapso de 3 meses para que los que así lo desearán, se cambiaran de país. De Vietnam del Sur pasaron hacia el norte alrededor de unos 120 mil vietnamitas. Pero de Vietnam del Norte pasaron hacia el sur ¡800 mil!
Solo que los que iniciaron las hostilidades, y llevaron la guerra al sur, fueron los norteños. Los EUA apostaron al agotamiento y a la desmoralización por las perdidas de vida. Sí, murieron 48 mil estadounidenses, contra un cálculo de alrededor de 2 millones (más menos un millón) de vietnamitas. Pero ni eso los detuvo. Vietnam del Norte seguía recibiendo material de la URSS y de China, con lo cual seguían peleando. La única manera de ganar era invadir Vietnam del Norte y llevarles la guerra a su terreno.
La URSS se encargó de llevar la guerra a muchas partes, haciendo que los EUA tuviera que actuar a la defensiva. No solo eso: las leyes estadounidenses les impedían llevar la guerra a otras partes, por lo cual tuvieron que violar las leyes. Eso significó llenar de drogas las calles de los EUA, ya que con ese dinero podían pagar las guerras para tratar de contrarrestar lo que hacía la URSS. El caso “Irán-Contras” es el mejor ejemplo de lo anterior. Pero los EUA iba perdiendo la Guerra Fría contra la URSS.
Y sucedió el accidente de Chernóbil. Occidente lo achacó a la “mala tecnología soviética”. Putin culpa a un sabotaje por parte de la CIA. El caso es que la URSS tuvo dos opciones: o perder su imperio para evitar un desastre mundial, o conservar su imperio, en un mundo inhabitable. En ese momento, la URSS perdió la Guerra Fría. Si fue o no un sabotaje, nunca lo sabremos. Pero, si lo fue, en ese momento los EUA pasaron al ataque.
Y de ahí fue cambiar las leyes para poder invadir países declarados como “terroristas” (cualquiera que no se alineará con ellos), y extender la OTAN hacia las mismas fronteras de Rusia (tomando en su seno a países que en algún momento fueron parte de la URSS).
Putin, como buen ajedrecista, decidió prepararse para tomar ahora la ofensiva. E invadió a Ucrania, antes de perderla en manos de la OTAN. Un movimiento que los EUA no esperaba. Tan no lo esperaba, que las sanciones económicas que impusieron solo han perjudicado a Occidente, mientras apenas le han hecho algo de daño a Rusia. Los EUA debieron de entrar a Ucrania con toda la OTAN, y echar a los rusos detrás de sus fronteras (con riesgo de guerra nuclear, pero Putin se la jugó). No haber tomado la ofensiva, es el error que le va a costar Ucrania a Occidente.
China no tiene prisa. Sabe que los EUA está intentando provocarlo para que dé un paso en falso e invada Taiwán, provocando que ahora los EUA pueda imponer sanciones económicas y así “aislar” a dicho país de le economía mundial. Pero los chinos saben que esta guerra la va a ganar en forma económica, no militar. Y tienen la paciencia para seguir minando la economía estadounidense en forma lenta, pero inexorable.
Y es que no tomar la ofensiva, y tratar de defenderte solo indica que tienes muchas posibilidades de perder la batalla. La provocación de los EUA a China es un “escape hacia adelante”, cuando lo que debiera de hacer es entrar a Ucrania, para así demostrarle a China que haría lo mismo con Taiwán. Así que los chinos no tienen prisa por caer en un “garlito” con los EUA. Si los rusos juegan al ajedrez, los chinos juegan al “Go”, el cual es infinitivamente más intrincado. Y ambos países están acostumbrados a que los estadounidenses, que solo saben jugar al póquer, solo “blofeen”, pero nada más.
Aquí en México, hace ya rato que AMLO sigue está técnica: “atacar” para ganar. Desde hacer promesas que cumplió, investigar y abrir carpetas a quienes lo han querido opacar (alguien comenta que la oposición tiene a todos sus presidenciables en el extranjero, o a un paso del aeropuerto), y, sobre todo, marcar la agenda, la oposición no halla salida al empuje del presidente, el cual, también, es un excelente ajedrecista.
Porque cada vez que lo quisieron atacar, fue con montajes que no se sostenían, o la acusación era tan endeble que acabó siendo irrisoria. Por lo tanto, si la oposición no cambia su estrategia, es más que probable que en el 2024 el partido del presidente no solo gane, pero también arrase en las elecciones.
Lo mejor: si la URSS no hubiese caído, América latina no tendría gobiernos de izquierda, porque seguirían tachándolos de estar “financiados por el comunismo internacional”. Hoy, casi toda la América latina se volcó a la izquierda. Sí, en la mayoría de los países por un margen muy estrecho, lo cual indica indudablemente una verdadera polarización (no como en México donde el presidente tiene alrededor del 70% del apoyo popular). Pero lo que en su momento pareció una derrota, permitió cambiar paradigmas, y demostrar que no toda la izquierda es “comunista”.
Y que muchos latinoamericanos, tenemos el corazón a la izquierda, y nuestra sangre es roja…