Monterrey, N.L.

Pues, amanezco con la “noticia” de que según el diario EL PAÍS, tienen en su poder una minuta interna del PAN que confirma que dicho partido, fue el organizador de las marchas “apartidistas” para “defender” al INE y otras mamarrachadas por el estilo.
Lo primero que pensé: “¡NO! ¡No puede ser! ¿A poco mis compadres, camaradas y colegas panistas, perdón, “apartidistas”, sólo son unos vulgares impostores, mentirosos e hipócritas? (para quien no entendió, es sarcasmo. Pero tengo algunos lectores, sobre todo en la oposición, cuyo cerebro no les permite reconocer al sarcasmo…ni a la mentira, la hipocresía y la impostura).

Miren, no voy a hacer el cuento largo. Esto es muy simple: la actual “democracia” mexicana, inició siendo una vil impostura. Me explico:

En los 90, la Unión Europea exigió a México que firmará sendas cláusulas de DDHH (Derechos Humanos) y sobre DEMOCRACIA, para poder suscribir un TLC (Tratado de Libre Comercio) con dicha unión. Al PRI de Salinas de Gortari, de lo más opresor que pudiera haber; no le quedó otro remedio que hacer un “remedo” de democracia. Por eso se fundaron el IFE (actualmente INE) y la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos).
No es que el PRI, de repente y por obra y gracia del Espíritu Santo, se volviera “demócrata” y “defensor” de los DDHH. Tenían que hacer una IMPOSTURA, para poder hacer negocios con el extranjero. Ser una dictadura de derecha, a como estaban los nuevos tiempos (la caída de la URSS), no era ya negocio.

Pero, pero, pero (siempre hay un “pero”), la oligarquía no podía simplemente “soltar el poder” así como así. ¿Qué tal que cualquier “pelafustán” terminará de presidente? ¡Impensable! Entonces ¿cuál fue la “solución” que hallaron? ¡Un bipartidismo “a modo”! Al más puro estilo de las “democracias” anglosajonas (EUA, Reino Unido).
Y, para lograr lo anterior, se unieron al PAN. Es curioso, pero muchos critican a los priistas que abandonaron al PRI cuando lo anterior ocurrió, y los tachan de ser los “elementos que le daban descrédito a dicho partido” (sic). Pero, resulta que muchos panistas también abandonaron al PAN cuando ese amasiato antinatural (PRI-PAN), ocurrió. ¿Cuándo íbamos a imaginar que iba a terminar en un muy promiscuo “ménage á trois”, con la unión del PRD a dicho amasiato?

En fin. El PRI se unió al PAN, y, en el año 2000, ocurrió lo inimaginable ¡el PAN “ganó” la presidencia! La oligarquía pudo refrendar su negocio comercial con la Unión Europea. Al fin y al cabo, ya éramos una “democracia” (sic). Y todos festejamos lo anterior, sin saber que solo era una impostura.

Pero, en 2006 surgió una situación que era una pesadilla para la oligarquía. Un antiguo miembro del PRI, que sabía que la oligarquía se había apropiado tanto del PRI como del PAN, contendió en contra de ambos partidos que buscaban el bipartidismo. Y resultó que las encuestas lo daban como ganador. ¿Acaso le iban a soltar el poder, así cómo así? ¡NO! Impensable. Por lo tanto, hicieron un burdo fraude cibernético que fue registrado por estadísticos y matemáticos no solo de México, sino de todo el mundo. Pero, como los socios comerciales extranjeros de México veían como “un peligro” a dicho político, pues fingieron demencia. Y no porque fuera “un peligro para México”. No. En realidad, era un peligro… pero para los “negocios” de la oligarquía. Los cuales consistían en comprar la infraestructura estatal de México, como PEMEX, la CFE; y privatizar los servicios que son derechos humanos fundamentales, como la salud y la educación. Ese era el “peligro” que AMLO proyectaba sobre la oligarquía.

Y repitieron el fraude en 2012, ahora “inyectando” 4 mil millones de pesos a una campaña que tenía como tope alrededor de 320 millones de pesos, solamente. Y nunca obligó el antiguo IFE al PRI a dar cuenta de la procedencia de dicho dinero. Antes, mejor el IFE se cambió el nombre a INE, para aplicar el antiguo “borrón y cuenta nueva”.
Solo que, en 2018, la que era la oposición aprovechó las leyes que se tenían que hacer para cimentar la democracia. Y AMLO se dio cuenta de que, solo con un partido propio podría llegar al poder. Y así ocurrió. Posterior a eso, ocurrió, también, lo que la oligarquía tanto había temido: una revisión de todas las leyes, tratados y convenios firmados en el pasado. Y se “corrigieron” no una, muchas, pero muchas “desviaciones” que lastimaban la voluntad del pueblo, o hasta su estilo de vida directamente.

Hoy, muchos de esos “apartidistas” solo son traficantes de influencias del pasado, evasores fiscales del pasado, opresores de los trabajadores a los cuales les escatimaron hasta sueldos dignos en el pasado. Son apátridas, que no “apartidistas”, que buscan la privatización de servicios que ya mencioné que son derechos humanos fundamentales. Como la salud y la educación. Y ya los menos son personas honestas, bien intencionados, “pueblo” llano; a los cuales los espantaron diciéndoles que “el nuevo régimen les va a prohibir realizar sus actos religiosos, y les va a cerrar sus centros de oración” (sic).

Mientras, yo solo veo que la impostura que era la democracia mexicana está terminando, y está apareciendo una verdadera representación popular en nuestro país. Y, a los verdaderos impostores, se les están cayendo las máscaras…