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Mayorías (conservadoras) y libertad de expresión

October 11, 2022 - por

Mayorías (conservadoras) y libertad de expresión

Monterrey, NL.

Pongo un escrito en primer lugar que ayer puse en mis redes sociales. Iba a ser todo mi artículo original para el blog donde los publican, pero lo ocurrido con John Ackerman me obliga a extenderlo:
Cosas que no me sorprenden.
1. Que el partido MORENA esté analizando sacar de sus filas a la diputada “trans” (sic) María Clemente García, a raíz de los “escándalos” en los que se ha visto envuelta.
Advertí que la mayor parte de la gente es conservadora. Y una cosa es ejercer la tolerancia, pero otra, por lo que veo, ser permisivo a un punto donde se deje de cumplir con las normas de la mayoría.
Obvio que la diputada está en un plan de confrontación, para hacer valer su forma de pensar. Pero habrá que ver si su técnica funciona. Por el momento, no pareciera ser así.
Pero será una confrontación interesante.
2. Que no haya ninguna denuncia penal a raíz de los #GuacamayaLeaks, o del libro “El rey del cash”. Ni una sola nota que indique que la oposición llenó los tribunales exigiendo que se investigue a profusión dichas denuncias.
¿A dónde quiero llegar? El común denominador que veo en ambas acciones es de personas que conforman una minoría, queriendo hacer ver situaciones para cambiar paradigmas de las mayorías. En ambos casos, para obtener ganancias para sus propios fines, sin detenerse a pensar en lo que quiere la mayoría.
En el caso de la diputada, nadie le impide vivir su sexualidad como mejor le plazca. Pero mostrar como una persona vive su sexualidad, en forma por demás explícita, sobrepasa las normas impuestas por la mayoría. Mayoría que también tiene una vida sexual, pero que está de acuerdo que eso debe permanecer en la esfera privada de cada uno.
En el segundo caso, en el sentido de que hay una minoría política que quiere recuperar el poder, pero en lugar de hacer propuestas, muestra supuestos actos de corrupción del actual gobierno. Pero no siguen la normativa institucional para perseguir dichos actos, y que sean probados y juzgados en forma pertinente, para deslindar responsabilidades. Eso hace que se pierda toda seriedad.
Las minorías tienen todo el derecho a existir, a manifestarse y a expresarse. Pero olvidan que se van a topar con la opinión y la normativa de las mayorías, las cuales, mientras no violen derechos humanos fundamentales (tales como impedir la preferencia sexual o de género, perseguir por tu pensamiento político, religioso, etc.; o segregar por tu origen socio económico y/o racial), acabarán imponiendo la normativa decidida por dicha mayoría.
Y aquí viene el resto de lo que decidí escribir el día de hoy, al ver que John Ackerman fue separado tanto de su espacio de prensa, así como de su espacio de televisión, debido a su activismo en contra de la actual dirigencia de MORENA.
No puedo dejar de sentirme identificado con Ackerman, debido a que formo parte de la radio de la 4T local, la cual también tuvo que salir de la sede del partido y buscar otro espacio, para no tener que seguir “línea” como nos exigían los nuevos dirigentes estatales aquí en Nuevo León. Todos los que conformamos la radio, valoramos por sobre todo nuestra independencia y nuestro derecho a expresarnos como queremos, no como nos querían obligar (de hecho, hoy tramito mi licencia de locutor, requisito que nos pidieron a todos los que participamos para poder expandir la señal de la radio).
Ya había comentado que la población es, en su mayoría, conservadora. Si se decanta a la izquierda, es porque la derecha siempre acaba olvidando ver por el pueblo, y los deja en condiciones socioeconómicas paupérrimas. Invariablemente.
Alguien comentó que la salida de Ackerman demuestra “una división interna muy fuerte dentro de MORENA”. ¡Sorpresa, sorpresa! Esa división se vio venir desde hace rato. Lo que muchos siguen sin querer aceptar, es que los activistas que rodearon a AMLO en forma original y que no lo dejamos solo en aquellos aciagos días del “Gobierno legítimo”, cuando todos se burlaban de nosotros, somos los que en su inmensa mayoría formamos parte de la nueva disidencia de MORENA.
Lo que muchos olvidan es que todos esos activistas que ayudamos a transformar un movimiento político hacia un partido político (y que resultó ser uno de los partidos más exitosos en la historia del país), lo hicimos cuando todos nos cerraban las puertas, precisamente: por temor a ese partido.
Y lo que muchos olvidan es que, esperar que la oligarquía conservadora no intentará tomar por asalto al partido, y quitar a ese activismo que siempre les ha sido muy irritante, era muy ingenuo.
Lo doloroso es ver que, a la oposición de la derecha, los respetan al permitir que se expresen y despotriquen hasta mentiras y calumnias. Mientras, a la disidencia dentro de MORENA se le persigue en una forma que recuerda las persecuciones que padecimos cuando el PRIAN tenía el poder.
Pero era impensable esperar que la oligarquía permitiera que la 4T sobresaliera. Y muchos compañeros activistas, para ser sinceros, en cuanto vieron que les ofrecían “apoyos” ($$), pues se volcaron a unirse a las filas de las nuevas “autoridades”.
Alguien me comentaba que prefiere a Ebrard sobre Sheinbaum, porque Ebrard “va a dar estabilidad política”. Sí, una estabilidad, pensé yo, que sería porque sabemos que Ebrard tiende más a navegar hacia la derecha, que hacia la izquierda. Y donde no debemos olvidar que mucho tuvo que ver (Ebrard), para que terminará en el gobierno de la CDMX un personaje de la talla de Mancera.
Lo anterior no quiere decir que apoye a Sheinbaum. Alguien comentó que, de ser ella la candidata a la presidencia ¿cómo podría entenderse con muchas dirigencias que prácticamente provienen de los partidos opositores, y que solo “cambiaron de bando” de un día para otro? No creo que pudiera hacerlo, y la van a obligar a que navegue también hacia la derecha. Con Adán Augusto no tengo la menor duda de que terminaríamos aún más a la derecha que con Ebrard.
El problema es ese, precisamente. ¿Ir hacia la derecha es lo qué quiere la mayoría? Porque eso puede significar perder prestaciones como los apoyos económicos del gobierno, o volver a prácticas como la subcontratación laboral (“outsourcing”), o volver a buscar las privatizaciones de educación, energéticos, salud, etcétera.
¿Somos la disidencia de MORENA una “minoría”? ¿O solo defendemos lo qué la mayoría exigió el 1 de julio de 2018?
Porque de ser así, la gente se manifestará (de nuevo), cuando aparezca un candidato(a) con el cual se vea que las prestaciones obtenidas se conservan, o se recuperan si se vuelven a perder. Mejor aún: que vamos por más prestaciones para el pueblo. Porque la gente ya aprendió que los votos son su voz. Y sí: AMLO fue un “rey del cash”. Cuestión de preguntarle a todos los que reciben alguna beca, apoyo o pensión gracias a este gobierno. Si eso no lo hace lo ya mencionado, no sé que pueda hacerlo.
Y que sí: que hay minorías que quieren predominar sobre las mayorías, en perjuicio de estas últimas. Pero que pueden (y deben) ser mantenidas en su verdadera proporción en base a ejercicios democráticos.
Ese es el precio de la democracia (y el temor de la oligarquía).
Mientras, un servidor seguirá ejerciendo el derecho a la libertad de expresión que las leyes me conceden. Y, mientras no falte a las normas de convivencia que prohíben el mostrar situaciones íntimas, o lo que yo exprese no sean calumnias ni mentiras, aunque me consideren también una “minoría”, seguiré dando la pelea. Como Ackerman, y como muchos otros compañeros que buscamos que la 4T predomine, y que no sea olvidada, obligando a buscar ahora la 5ª transformación.
La historia indica que tenemos una gran posibilidad de perder, pero, eso no significa que, por lo tanto, debamos de dejar de luchar.