Monterrey, N.L.

Viendo la congregación de la oposición en el Zócalo de la CDMX, recordé esta frase. Porque estoy seguro que la oposición la va a revivir cuando se publiquen las encuestas. Y esto debido a que las encuestas no dejan de ser un modelo matemático, apoyado en estadísticas.
Pero, dejando de lado las matemáticas, veamos el mensaje de lo que ocurrió hoy. La oposición, simplemente, se mostró para dar la cara, y dar a entender que van a dar la batalla.
Que decidieran hacerlo el mismo día que ocurrió el registro oficial como candidata a la presidencia de la República de Claudia Sheinbaum, no fue simple coincidencia. Hay muchos en México que no quieren a una mujer presidenta. Si a lo anterior agregamos sus raíces judías y su pensamiento de izquierda, hay millones de mexicanos que están sinceramente preocupados. Tal vez equivocadamente preocupados, pero lo están sinceramente.
Y la preocupación llegó a tal punto, que no tuvieron empacho en quitarse las máscaras. Ahora, antiguos “adversarios” como los priistas, los panistas y los perredistas se unieron en una causa común.
Una unión tan antinatural, que obliga a sus simpatizantes a declararse “apartidistas”, antes que aceptar formar parte de ese engendro político. Pero “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Y tuvieron que aliarse, o ser atomizados en el proceso.
Ahora, el discurso principal de su marcha estuvo a cargo de alguien que tuviera que ser admirado por su imparcialidad y objetividad. Pero que solo mostró el “cobre” feamente, al declararse furibundamente partidario de un grupo político. Un derecho legal, pero no ético, mucho menos moral; al haber sido actor preponderante de un organismo que supuestamente debe velar por un arbitraje justo e imparcial en el ámbito electoral.
Así que mostrar que no solo la ideología no les importa en el ámbito político, pero que tampoco les interesa la imparcialidad en el ámbito electoral, los muestra en su verdadera esencia, con su verdadera fisonomía.
Una esencia y una fisonomía donde añoran sus antiguos privilegios, y están dispuestos a todo, pero a todo, con tal de recuperar su cota de poder.
La oposición lanzó el guante. Y no podemos decirnos “sorprendidos”. Peor: si alguien pensaba que la oposición estaba “eliminada”, y que el 2 de junio va a ser “un día de campo”, siento desilusionarlos. Porque era un pensamiento muy infantil.
Por mi parte, me da mucha alegría que la oposición muestre que está “velando armas”, y que están dispuestos a vencer o quedar en la raya en el torneo, en la justa que ambos bandos van a enfrentar. Porque eso solo significa que muchos, pero muchos, deben recordar algo que dijo John F. Kennedy: “No preguntes que puede hacer tu país por ti, sino que puedes hacer tú por tu país”.
Toda proporción guardada, solo cambien la palabra “país” por el acrónimo “4T”, mis estimados.
Yo por mi parte, ya estoy actuando. No puedo, por el momento, comentar sobre mi participación, mi “grano de arena” para la causa. Pero sí estoy contribuyendo.
Ustedes también pueden hacerlo. Desde ser promotores del movimiento, hasta capacitarse para ser representantes de casilla electoral y defender el voto, no olviden que el movimiento no es AMLO o Sheinbaum por si solos.
El movimiento somos muchos. Todos los que percibimos que otra forma de hacer las cosas es posible.
Y a menos que quieras regresar a lo de antes, es hora de que tu también te movilices. No podemos dejarle la calle, mucho menos las casillas electorales, a la oposición.
Así de simple.