Monterrey, NL.

Es increíble como los que apoyaron en su momento que el Ejército interviniera reprimiendo las manifestaciones de 1968, porque el cuerpo de granaderos del entonces Distrito Federal ya había sido sobrepasado, ahora denuncien “militarización”.
Es increíble que los mismos que no dijeron nada cuando el Ejército impidió labores de rescate en las pocas horas posteriores al temblor de 1985, por temor a una organización de la sociedad civil que estaba sobrepasando al gobierno federal, ahora denuncien “militarización”.
Es increíble que los mismos que vieron como el Ejército, a punta de bayoneta, impidió a los diputados de la entonces oposición entrar a las bóvedas del recinto legislativo, y volver a contar los votos de la elección de 1988, ahora denuncien “militarización”.
Es increíble que los mismos que vieron como el Ejército, sin sustento legal de por medio, fue sacado de sus cuarteles para iniciar una “guerra” contra el crimen organizado, ahora denuncien “militarización”.
Porque si ven el común denominador en todo lo anterior, podemos confirmar como el poder civil, en todos los casos anteriores, utilizaron al Ejército para sus propios aviesos fines, y no para el bienestar de la mayoría de la población. Empezando por una utilización institucional del Ejército, en lugar de hacerlo un “cuerpo de choque” contra la población civil.
Hoy, que se muestra que el Ejército puede ser algo más que una fuerza represora, se acusa “militarización”.
Hoy, que se muestra que el Ejército puede ser y es, una fuerza constructiva, y no destructiva, se acusa “militarización”.
Hoy, que se permite que el Ejército tenga infraestructura a su cargo para poder obtener utilidades que les permitan pagar por si mismos las pensiones de los elementos de las FFAA que pasan a retiro, en lugar de volverse una “carga” para las finanzas públicas (el sistema neoliberal siempre verá a las pensiones como una “carga”, a menos que los neoliberales “administren” ese dinero); se acusa “militarización”.
Y hoy, que se legisla para que el Ejército pueda cumplir con su obligación de salvaguardar la seguridad nacional, en peligro por los embates del crimen organizado (que creció exponencialmente en los sexenios pasados); y que lo hagan bajo un marco institucional, se acusa “militarización”.
Yo creo que todo el problema, es que esos que acusan “militarización”, se preocupan porque, ahora sí, el Ejército es “pueblo con uniforme”, y no solo una herramienta para reprimir la voluntad popular.
Voluntad popular, que promueve los actuales cambios. Aunque la minoría que, repito, antes utilizó al Ejército para sus aviesos fines, ahora acuse “militarización”.