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Movimiento progresista

September 11, 2023 - por

Movimiento progresista

Monterrey, N.L.

Este es el nombre de la organización que va a dirigir Marcelo Ebrard… dentro de MORENA.
Obvio, las quejas no se han hecho esperar.
Por un lado, Claudia Sheinbaum indica que Marcelo no tiene nada que impugnar.
Por el otro, Denise Dresser indicó que “su falta de definición lo está condenando a terminar como Camacho Solís”.
Sinceramente, esta obra ya la vi y la viví. Ebrard está imitando a John Ackerman, molesto porque su cuñado no quedó de candidato a gobernador para el estado de Guerrero.
E igual que Ebrard, Ackerman impugnó la elección de Consejeros de MORENA en 2021. Por una serie de más que visibles violaciones a los estatutos. Pero resultó que el poder judicial electoral desechó sus reclamos.
Lo mismo que va a ocurrir con Ebrard.
Ya que si con Ackerman había violaciones flagrantes que fueron desechadas; ahora, con Ebrard, solo hay pruebas circunstanciales que no soportarán un análisis serio. Porque hasta su propia encuestadora, propuesta e introducida por él con “calzador” al proceso, confirmó la preferencia hacia Sheinbaum.
Mi temor ahora no es que ocurra algo como lo ocurrido en Coahuila, ya que Ebrard no estará en la boleta electoral. A pesar de que lo afirmó.
Mi temor actual es que esto terminé como la elección para gobernador en Nuevo León, en el 2021. Una elección donde la encuesta interna de MORENA dejó como candidata a alguien tan “impresentable” para muchos, que prefirieron votar por la oposición.
Hoy, tenemos a un junior “mirrey” tiktokero que nos dejó sin agua, sin seguridad y con alzas en impuestos y servicios.
Pero muchos siguen asegurando que prefieren eso, a “traicionar sus principios”. Lo interesante que yo veo, es que dentro de sus “principios” nunca estuvo el evitar que la oposición (y eso significa cualquiera que no sea candidato de MORENA), llegue al poder.
Hoy, muchos que fueron candidatos en el 2015, se quejan de que hay arribistas que militaban en otros partidos en esa época (y hasta compitieron contra ellos), que ahora son los posibles candidatos para el 2024, por parte de MORENA.
Primero: ¿Quién no fue candidato de MORENA en el 2015? Hasta yo lo fui. Porque nadie quería postularse por dicho partido. Y queríamos evitar el riesgo de perder el registro.
Segundo: pensar que no iba a haber una avalancha de “arribistas”, era no sólo ingenuo e infantil. Fue hasta estúpido. Porque al momento de alcanzar el poder, esa reacción era lo esperable. Hay un adagio que afirma: “Quienes pelean las revoluciones, no suelen disfrutarlas”. Eso ocurrió con la mayoría de los activistas que fundamos MORENA. Ya que, en su momento, fuimos “desplazados” por “arribistas” que son políticos de carrera. Justo lo que el partido consideró que requería para poder seguir “avanzando”.
¿Duro? Sí. Pero se llama “politica”. Y en la guerra, como en la política, nadie es imprescindible. Todos somos sacrificables. Lo importante no es el individuo. Es el movimiento, ya sea bélico, o pacifico. El protagonismo sólo está reservado a unos cuantos.
Ebrard no quiere quedar fuera de dicho protagonismo. En el norte, donde muchos no supieron o quisieron disciplinarse como lo indica la palabra “militante”, se que su actuar será aplaudido.
Pero viendo al movimiento de Ackerman, que medra sin pena ni gloria, presiento que Ebrard va a tener un fin similar.
Mejor aun: mientras más ataques realice contra el partido, más simpatizantes va a perder. Al mismo tiempo, hará más fuerte a Sheinbaum. Porque Ebrard puede quedarse solo con su gente. Pero todos los demás candidatos (bueno, a excepción de Monreal, pero sus números son irrelevantes), van a cerrar filas con Claudia. Ya lo están haciendo.
Y eso, por algo muy sencillo, que vuelvo a repetir: porque si Marcelo se anotaba en otro partido, eso era repetir el escenario de las elecciones de Coahuila.
Al no abandonar MORENA, está repitiendo el escenario de Guerrero, donde muchos neoleoneses se van a sentir identificados al percibir que la candidata fue “impuesta”.
Pero Nuevo León es el mejor ejemplo de lo que puede ocurrir por no cerrar filas, supuestamente para defender “los principios personales”.
Espero algún día, recuerden que antes de la integridad personal, hay un proyecto de Nación.
E, igual que en la guerra: no puedes esperar que los altos mandos hagan las cosas como tú lo deseas, y no te “sacrifiquen”. Porque el riesgo de no ser disciplinado, es perder la guerra.
Y esto, es una guerra electoral. Aunque a muchos, no les guste.