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Murió el periodista mexicano Octavio Raziel

December 3, 2019 - por

Murió el periodista mexicano Octavio Raziel

En paz descanse.

Esta mañana falleció el periodista Octavio Raziel García Abrego.

Ingresó al diario mexicano El Nacional a mediados de los 60, donde permaneció hasta su desaparición, a principio de los 90. Cubrió la fuente universitaria y tuvo una amplia producción periodística.

Fue colaborador de este portal y de múltiples publicaciones impresas y en línea. Escribía la columna “La vida como es…”.

Buen escritor e inmejorable amigo.

Le sobreviven su esposa, Ana María García Villegas y sus hijos: Aria, Octavio, Raziel y Alejandro. Sus restos son velados en la capilla tres del Hospital Militar.

El pasado 27 de octubre, este portal publicó la última colaboración de Raziel, titulada “Revueltas”:

“Para a quienes Él nos dio dos neuronas de más, estamos seguros que lo que viene es peor para nuestras vidas. Las propuestas neo revolucionarias son la advertencia de que lo que viene no nos va a gustar. La delgada línea roja está a punto de ser cruzada en una revuelta internacional.

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“En el caso mesoamericano la gente está harta de vivir en condiciones de desigualdad en sistemas, de cualquier partido, a los que nunca han pertenecido. En las revueltas de Chile, Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, México y otros países americolatinos, los jóvenes buscan, y ojalá lo logren, construir un nuevo continente en el que se fundan ideas de comunidad, territorialidad, diversidad, solidaridad y temporalidad”.

En octubre 10, bromeó:

“Peter Handke, Premio Nobel de Literatura 2019. Tendré que esperar junto al teléfono la llamada de Oslo un año más.
Saludos cordiales.
Dr. Octavio Raziel “.

El 5 de noviembre, dirigió un mensaje a sus amigos disculpándose por no responder los correos que le enviaban:

“Hola: si han notado que no he contestado u opinado sobre los correos que me envían, no es falta de educación, simplemente estoy acumulando energía y no quiero gastar las pocas neuronas que me quedan. Estén seguros que leeré todos sus mensajes aunque no los conteste de momento”.
El presidente de la editorial La Educación, Francisco Mendoza, quien fue compañero del desaparecido desde los 70 en El Nacional, le escribió:

“Tu eres primero. Descansa, relajate.

Un abrazote lleno de cariño”.

El 6 de noviembre, Raziel se refirió al periodismo en estos términos:

Soy un superviviente del periodismo.

como Gutenberg, lo aprendí

de las cajas de tipos,

de las ramas y formatos.

a diferencia de la poesía

que te enseñan con rima

métrica y consonancia;

El periodismo lo aprendí

como un oficio: en la calle

y las salas de redacción.

viví, viajé y disfruté

cosas que la mayoría

de la gente

sólo puede soñar.

No me arrepiento de nada;

aunque quiénes están

en el infierno seguro

dirán: me arrepiento

de no haberme arrepentido.

Nací con sangre de periodista,

soy sobreviviente de un oficio

que se está quedando

huérfano de plumas,

yermo de críticos

y vacío de contenidos.

La televisión ha promovido

al tonto del pueblo, diría

Humberto Eco, en tanto

Manuel Vicent afirma que

las redes son formas que

ha adoptado Satán para

destruir a la Humanidad

Han sido seis décadas

de transmitir información,

que hoy es a un tiempo,

valorada y despreciada

por quienes han declarado

la guerra a la verdad.

El periodismo nació con

el hombre que narraba

a la tribu en su cueva

lo acontecido ese día.

morirá, cuando un periodista

pique la tecla de punto final

a la historia del mundo.

Y el 22 de octubre, con el título Epitafios, anotó:

Les dejamos un listado de los mejores epitafios de personajes famosos que se destacaron en vida por poseer un humor privilegiado.

– “Perdonen que no me levante”. Epitafio de Groucho Marx (lo pensó pero jamás fue grabado en su lápida).

– “RIP, RIP, ¡HURRA!”. Epitafio que Groucho Marx pensó para su suegra.

– “Say no more”. Epitafio de Eric Idle (miembro de los Monty Python).

– “Murió vivo”. Epitafio de Antonio Gala, escritor español, autor de “Los bellos durmientes”.

– “Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Epitafio de Molière.

– “Eso es todo, amigos”. Epitafio de MelBlanc, actor que le daba voz al personaje de Porky, al famoso dibujo animado.

– “Desapareció en combate, apareció aquí”. Epitafio del coronel Francis Chartres.

– “Parece que se ha ido, pero no se ha ido”. Epitafio de Cantinflas.

– “Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”. Epitafio de Miguel de Unamuno.

– “Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga”. Epitafio de Johann Sebastian Bach.

– “No es que yo fuera superior, es que los demás eran inferiores”. Epitafio de Orson Welles.

– “Estuve borracho muchos años, después me morí”. Epitafio de Francis Scott Fitzgerald.

– “Al morir échenme a los lobos. Ya estoy acostumbrado”. Epitafio de Diógenes.

– “Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa”. Epitafio de Winston Churchill.

– “Perdonen por mi polvo”. Epitafio de Dorothy Parker.

– “Si no viví más, fue porque no me dio tiempo”. Epitafio del Marqués de Sade.

– “Pierda peso. Pregúnteme cómo”. Epitafio de Miguel Collantes.

– “Volveré y seré millones”. Epitafio de Tupak Katari, líder que fue descuartizado.

– “¡Qué artista muere conmigo!”. Epitafio de Nerón.

– “A quienes decían que me estaba haciendo pendejo, fallaron” Octavio Raziel. Periodista mexicano

Lo anónimo no quita lo genial

Pero no es necesario ser famoso para poder jugar con tu epitafio. La periodista y escritora española, Nieves Concostrina, lanzó un libro llamado “Y en polvo te convertirás” en el que recopila más de 150 fotografías de los mejores y más sorprendentes epitafios de finados comunes y corrientes que pueblan los cementerios españoles.

– “Gustava Gumersinda Gutiérrez Guzmán (1934 – 1989). Recuerdo de todos tus hijos (menos Ricardo que no dio nada)”.

– “Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte (1973 – 1997). Señor recíbela con la misma alegría con que yo te la mando”.

– “Aquí descansa Pancrazio Juvenales (1969 – 1993). Buen esposo, buen padre, mal electricista casero”.

– “Aquí yace mi mujer, fría como siempre”. Epitafio en una tumba en el cementerio de Albacete.

– “Mami, llegaremos muy tarde. Espéranos despierta”. Epitafio escrito por los hijos a su madre fallecida en el cementerio de Alcobendas, Madrid.

– “Mi esposo me olvidó al mes de fallecida”. Epitafio de queja al viudo en el cementerio de Osuna, Sevilla.

– “Perdone que no asista a su entierro”. Epitafio de José, un señor que tenía por costumbre no perderse los sepelios de sus conocidos, en el cementerio de Águilas, Murcia.

– “Fallecido por la voluntad de Dios y mediante la ayuda de un médico imbécil”. Epitafio de un hombre quien murió tras una negligencia médica en Valencia.

– “Al fin polvo”. Epitafio en la tumba de una solterona en el cementerio de Madrid.

– “Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también”. Epitafio que puso un yerno en la tumba de su suegra en Sevilla.

– “A mi marido, fallecido después de un año de matrimonio. Su esposa con profundo agradecimiento”. Epitafio en una tumba del cementerio de Guadalajara.

Raziel tenía un aneurisma.

Fue un consumado alpinista. En diversas ocasiones escaló el Popocatépetl.
Ahora va más arriba, junto con su máquina de escribir y su alegría de vivir.
Descanse en paz.