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No tiene porque enojarse

July 31, 2022 - por

No tiene porque enojarse

Monterrey, NL.

Nadie me lo platicó, acabó de verlo y vivirlo. Lo que nunca pensamos pudiera ocurrir dentro de MORENA, ocurrió. Años y años evitando caer en los mismos vicios que los otros partidos, demostrando que sí se podía hacer otra política, fueron tan exitosos que obligaron a esos políticos a emigrar a MORENA. Y con ello, trajeron todos sus vicios.
Vengo de la reunión distrital de mi partido. La última reunión fue en 2019, en un conocido centro de eventos sociales. Todo ordenado, levantando la mano, conociéndonos todos entre nosotros. Igual, la invalidaron por un tecnicismo y quedamos igual.
Hoy, esos tiempos que se antojan hasta románticos desaparecieron inexorable e inevitablemente. Acarreo de personas, compra de votos, manejo de credenciales de elector por parte de lideresas, y lo que no haya visto. Al más puro estilo del PRIANRD.
Con los camiones, ni le despistaron. Eran dos de empresas privadas de transporte, y como 4 de una ruta que no tiene nada que hacer en el poniente de la ciudad, porque es una ruta del oriente de la metrópoli. Y viajando constantemente, subiendo y bajando personas.
Entré a votar, y una jovencita me quiso indicar en un tono prepotente como llenar las boletas. Le contesté con un lacónico “ya lo sé” que hizo que se quedará callada por completo. Pero es que, de ver la edad de la niña, ella estaba en primaria cuando yo estaba en el Gobierno Legítimo. ¡Y quería enseñarme a mí la dinámica de una asamblea de MORENA! De hecho, no conocí ni reconocí a nadie, pero a nadie, de los que estaban fungiendo como funcionarios de casilla. A nadie. Y me hice las siguientes preguntas: “¿Dónde estaban en 2007, con el Gobierno Legítimo?” “¿Dónde en 2012, cuando estábamos haciendo las asambleas para poder formar un partido?”
Terminé de votar, salí de la casilla, y encendí mi pipa. Lo que no dije, es que me fui intencionadamente con mi uniforme de MORENA, completo, con todo y gorro. Y ocurrió lo que esperaba. Estaba echando pestes con un grupo de compañeros a las afueras de la casilla, y se acerca un señor a preguntarme: “¿No sabe dónde va a estar el camión que va a recoger a los de la sección…?”
Me hice a un lado y dejé a otro compañero para que le contestará. Y yo empecé con un monólogo, repito, echando pestes. El tipo me escucha, y me dice en tono indignado: “Pero no es para que se enoje”. ¡Hagan de cuenta que invocó al demonio con todas sus legiones! Le contesté: “Señor, es mi enojo, y solo mío. ¿O no tengo derecho de estar enojado?” Quiso repetir lo mismo, y le dije de nuevo: “A usted no le estoy diciendo nada. Estoy yo solo con mi enojo. ¿En qué le afecta eso?”. Ya no pudo contestar nada, y mejor se alejó con una cara entre enojado y contrariado.
Pero el pobre tipo, a un paso de estar en la clasificación social de “descamisado”, no aprendió como un servidor que nunca es bueno discutir, ni mucho menos tratar de ganar con retórica, a un tipo que fuma pipa (mi maestro de fisiología el Dr. José Pisanty debe de haber derramado una lágrima de contento al verme). Si muchos que presumen de tener “estudios” no pueden conmigo ¿qué probabilidad tenía un pobre diablo que, con solo verlo, estoy seguro de que no agarra un libro ni para emparejar una mesa en su casa?
Me tuvieron que llevar a comer unos tacos para ver si así pasaba mi fase de ira dentro del duelo. Y, pues sí: las penas con pan son buenas. Pero con tacos y un refresco, son mejores.
Solo que llego un momento donde me levanté de la mesa porque el sol me daba de lleno. Ahí, de pie, aproveché para lanzar un monólogo:
“Me siento como los patricios romanos cuando cayó el imperio, viendo como las hordas de bárbaros toman por asalto la ciudad. Así lo percibo yo con MORENA.
El problema es que la gente con el tiempo ya no va a votar por nadie aquí en Nuevo León, al ver que son los mismos políticos en todos los partidos, y sabiendo que los independientes tampoco son de gran ayuda.
Se metieron con la gente equivocada, la de Monterrey, que era famosa por evitar ser catalogada de alborotadora en cuestiones políticas. Pero si ven que el votar no te resuelve los problemas, si ven que los partidos políticos se llenan de los mismos políticos de siempre ¿qué lección les va a quedar? ¿Qué solo tomar las calles les permite conseguir lo que quieren? Porque conozco a muchos que tuvieron que tragarse sus palabras de que nunca, pero nunca, iban a protestar en la calle. Nunca.
Y ahora yo tengo que tragarme mis palabras de que MORENA es “la esperanza de México, y el cambio verdadero”. Y eso no es bueno para nadie, porque quedamos sin vías institucionales para resolver nuestra problemática.”
Nadie me aplaudió cuando terminé, pero sí comprobé que los comensales y los dueños del “changarro” se me quedaban viendo en forma más que pensativa.
Como diría el clásico: “Oscuros tiempos veo yo para la República”.
Tal vez la única satisfacción, es que quedé en la raya, junto con un grupo de compañeros. Pero ya cuando un diputado local mencionó (afuera de la casilla) que “ya nos cargó…” e hizo mención del rancho de AMLO, creo que nadie puede quedarse con la menor duda de que esta utopía llamada “4T” terminó entre el día de ayer y hoy, en todo el país.
Porque él, AMLO, sí logró movilizar a millones sin dar una despensa, sin acarreo, sin aplicar un voto corporativo. Lo sé, porque también lo vi. Pero los que quedan, no tienen ni su estatura, ni sus agallas.
Y, tal vez, AMLO permitió esto para que iniciemos una comparación, y lo empecemos a extrañar antes de que se marche.
Tal vez.