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Pemex: palanca de soberanía y desarrollo

March 19, 2023 - por

Pemex: palanca de soberanía y desarrollo

Ciudad de México
Al participar en el mitin realizado ayer en el Zócalo capitalino con motivo del 85 aniversario de la expropiación petrolera, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, aseguró que hoy nuestro pueblo tiene el legítimo derecho de celebrar con orgullo la gesta encabezada por el general Lázaro Cárdenas del Río en 1938, un hito de nuestra historia que no habría sido posible sin el apoyo resuelto de la sociedad de la época, la cual brindó un respaldo de palabra y de hecho a la medida que consolidó la soberanía nacional y fue pilar del México moderno.

En su discurso ante la multitud convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, Romero se congratuló por el fracaso de las predicciones pesimistas y malinformadas de los neoliberales detractores de este gobierno, quienes auguraban (e incluso deseaban, y desean) la caída de Pemex y la entrega total de la industria de hidrocarburos a la iniciativa privada. Entre los éxitos de la Cuarta Transformación en el rescate de la mayor empresa del país, enumeró el aumento en la producción de crudo y de gas, la restitución del volumen extraído a las reservas, el desarrollo acelerado de nuevos campos y el restablecimiento de la capacidad de refinación. Estos avances tienen como objetivo la soberanía energética, en especial en lo referente a la producción y refinación del petróleo.

El mensaje de Romero Oropeza a la ciudadanía retomó conceptos que expresó previamente a La Jornada para un especial publicado por este diario como parte de las conmemoraciones del 18 de marzo. Destacan las incontrovertibles evidencias de que los gobernantes del pasado reciente, fuera por fanatismo neoliberal o por lisa y llana corrupción, emprendieron un desmantelamiento sistemático de la compañía estatal y la dejaron en una situación verdaderamente crítica: en apenas unos años hicieron caer la producción de crudo a la mitad de su máximo histórico, duplicaron la deuda y desmantelaron la capacidad de refinación, con lo que convirtieron al país en exportador de materia prima e importador de productos procesados, papel ruinoso e insostenible.

En este afán por liquidar a Pemex, se construyó (con entusiasta complicidad de los medios de comunicación afines a la oligarquía político-empresarial) el mito de la firma como un agujero y un lastre para las finanzas públicas, un impedimento para el desarrollo nacional y una reliquia cuyo único destino era el desguace y el olvido. Lo cierto es que, pese a todo el daño infligido al patrimonio de la entidad y al sistemático descuido de sus recursos técnicos y humanos, sigue aportando 22.5 de cada 100 pesos que ingresan a la hacienda pública, cuota 5.6 veces mayor a la que hacen, de manera combinada, los tres mayores contribuyentes del sector privado. Además de los tributos directos, Pemex beneficia al país al ampliar el margen de maniobra del Estado frente a desafíos globales como el ciclo inflacionario que atravesamos, cuyo impacto en la economía de individuos y empresas habría sido catastróficamente mayor si no se hubiera contado con las ganancias derivadas del alza en los precios internacionales del petróleo para absorber el costo del subsidio a las gasolinas.

Las cifras presentadas por Romero Oropeza pueden ser objeto de debate, pero lo que no puede ponerse en duda es la pertinencia de rescatar a Petróleos Mexicanos a fin de devolverle su papel central como palanca de desarrollo y factor de fortaleza del Estado mexicano. Por el bien del país, cabe desear que este nuevo rumbo se consolide y que la empresa logre sortear todas las dificultades que todavía la asedian. Actuar así no implica ir a contrapelo del impostergable viraje hacia energías menos contaminantes, en línea con los esfuerzos para mitigar el cambio climático, sino recordar que una transición energética auténtica debe hacerse en un marco soberano, en función de prioridades ambientales y sociales, no de los intereses de las corporaciones trasnacionales que son las principales responsables del cambio climático y que hoy, de manera cínica, se apropian del discurso ambientalista para seguir lucrando.