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Por la gracia de Dios

March 31, 2023 - por

Por la gracia de Dios

Monterrey, N.L.

Voy a poner un ejercicio que ya he realizado, pero que veo que tengo que seguir repitiendo. Tenemos a 3 candidatos para la presidencia:
El candidato número uno proviene de una familia rica. Es un clasista y racista declarado. No empieza su día sino hasta mediodía, cuando apenas se despierta. Desayuna, come y cena con alcohol. Es un fumador empedernido, además de saberse que tiene una (o varias) amantes. Y sus más cercanos colaboradores admiten que es completamente intolerable estar cerca de él, por su mal carácter.
El candidato número dos proviene de una familia rica, y, por lo mismo, nunca ha conocido la pobreza. De hecho, se rumora que tiene relaciones con el crimen organizado. Es un fumador empedernido, lo cual le provoca cuadros de sinusitis. Sinusitis que no responden a los tratamientos; por lo cual tiene que aliviar el dolor aplicándose cocaína en forma tópica en sus senos paranasales. También tiene amantes, pero su esposa también lo engaña ¡con otras mujeres!
El tercero y último candidato proviene de estratos medios a medios bajos, de una familia trabajadora. Es un héroe condecorado de la guerra y autodidacta. Vegetariano estricto, odia el cigarro y no permite que nadie fume cerca de él. No está casado, pero tiene novia. Y a pesar de ser muy popular entre las damas, le es absolutamente fiel a su novia. Además, quiere proponer una ley para control de armas y desarmar a la población civil, y una ley para proteger los derechos de los animales.
¿Por quién votarían ustedes? ¿Por un alcohólico trasnochador? ¿Por un cocainómano con relaciones con el crimen organizado? ¿O por un vegetariano, que no fuma, que ama a los animales y que le es fiel a su pareja?
Si eligieron al 3er candidato ¡Felicidades! VOTARON POR ADOLFO HITLER. Y dejaron a un lado a Winston Churchill (el primer candidato), y a Franklin D. Roosevelt (el segundo candidato). Su alma “políticamente correcta” los hizo votar en forma visceral, viendo solo la forma, no el contenido.
Menciono esto por lo que está ocurriendo con Donald Trump. Porque perseguirlo por un amorío extramatrimonial, me hace sentir que estamos ni siquiera en el siglo 19. No, estamos aún en el siglo 17 y le quieren poner una letra escarlata (espero sepan cuál letra era, y poque la ponían) en su pecho (en el pecho de Donal Trump).
En un momento donde deberían de buscar negocios no muy “transparentes” (como los que tiene el hijo de Biden en Ucrania), no, se van por una cuestión moral, no legal. Y la hacen una falta “legaloide” al más puro estilo de “lawfare” (guerra jurídica).
Veo comentarios de gente militante y simpatizante de la 4T y/o de AMLO. Y aunque la mayoría, la gran mayoría no puede ver a Trump ni en pintura, todos están de acuerdo en algo: el “estatus quo” le está haciendo a Trump lo mismo que, en su momento, le quisieron hacer a AMLO. Y, aunque muchos no estemos de acuerdo con Trump; si es del agrado de la mayoría estadounidense, se tiene que respetar dicha preferencia. Perseguirlo en forma, repito, “legaloide” para evitar que llegue a la presidencia, es una forma de golpe de estado, a final de cuentas. Y un golpe de estado es lo más alejado de una democracia.
Si Donald Trump está equivocado, se lo tienen que demostrar con hechos, aprovechando los debates que se realizan. Primero, para poder ser candidato de su partido, y luego, para poder ser presidente de su país. Si no pueden argumentar y probar que está equivocado ¿de quién es la culpa? Porque el mismo principio aplicó para AMLO, aunque sean políticos diametralmente diferentes. Simplemente, si demuestran el punto y sus opositores no pueden contradecirlos, repito ¿de quién es la culpa?
Hoy veo que Biden comentó que “los transexuales son el alma de los EUA”. Sé que esto tiene relación con la (o el) perpetrador(a) del último atentado a balazos dentro de una escuela estadounidense. Pero voy a ser muy frío: esto no le va a gustar a muchos, que son mayoría. Y esa mayoría son heterosexuales. Los transexuales son entre el 0.3% al 0.5% de la población mundial, y los mismos parámetros aplican para la población de un país. Si Biden comenta lo anterior, dejando de lado a la mayoría, dicha mayoría puede que no reaccione de una manera muy “amable”. Porque muchos que son mayoría, están ya temiendo que, viendo a ciertos políticos y a los medios de comunicación; llegue un momento donde ser heterosexual tenga que ser “defendido”, ya que se lleva el riesgo de que señalen que ser precisamente heterosexual, es “erróneo”. Parece broma, pero créanme: mucha gente en muchos países ya está percibiendo eso.
Recuerdo una película australiana, “Marcha por la igualdad” (“Riot”, por su nombre en inglés). Una película de 2018. Un legislador australiano les pregunta a los activistas de la comunidad de la diversidad sexual, cuando pedían permiso de desfilar: “Los apoyaría, pero ¿cuántos votos me pueden conseguir? Olvidan que siguen siendo minoría”. Frío, sí. Pero ¿miente? No. Por eso, la tendencia actual a olvidar a que la mayoría es heterosexual puede ser muy peligrosa a largo plazo. Porque cualquier grupo político que vaya en contra de la mayoría, por su preferencia sexual, pero también religiosa, no se diga política, lleva un solo riesgo: que dicha mayoría no vote por dichos políticos.
Ahora, antes de que muchos se me vayan a la yugular, les recuerdo algo (oficializado por la ONU). Todos tenemos derecho a manifestarnos por nuestras preferencias, ya que eso es también un derecho humano fundamental: LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Si quieres manifestarte por defender tu religión y/o credo, tu color de piel, tu pensamiento político, y también, tu preferencia sexual; nadie debe de frenarte. Y por una simple razón: porque eres un ser humano. Punto.
Pero si las leyes que la mayoría heterosexual, blanca, machista o cualquier otro calificativo que quieran poner (y vean cómo ya poner “heterosexual” junto con “blancos” y “machistas” se está volviendo la “norma”, sobre todo para señalar a los “opresores”); te imponen, y son lesivas para tu forma de pensar y/o de actuar, siempre podrás manifestarte. Pero si lo haces en forma violenta, no se diga si hay víctimas mortales, pues: eso ya es criminal, y debe de ser perseguido. El caos solo propicia caos, y los cambios, aunque sean lentos, deben de ser pacíficos. Y diciendo esto, no vayan a pensar que lo digo por ser un hombre, heterosexual y blanco. Soy de izquierda, y he padecido críticas, bloqueos y hasta persecución por mi pensamiento político. No me quiero hacer la víctima, pero que me digan que “no sé de lo que estoy hablando”, no aplica, sinceramente. Solo recuerden que tuve que dejar (o de plano me despidieron) de ser profesor en una conocida universidad y una jefatura en una institución médica, por mi credo político. Y, si eso no es también persecución, les pido me digan que es, por favor.
Al final, igual: la justicia debe prevalecer. La democracia llegará en algún momento, así como la tolerancia y la aceptación a las diferentes formas de pensar. Porque somos humanos. Claro, no digo que será “mañana”, ni tampoco que será un “paseo por el campo”. Pero, así como en México llegó la 4T al poder, los movimientos por los derechos de las minorías sexuales ya tienen permitido que se puedan expresar en la mayor parte del mundo. Sí, sigue habiendo antagonistas, y seguirán bloqueando. Pero se tiene que ser inteligente, no visceral, para contrarrestar a los contrarios. No usar la violencia para tal fin.
Por ejemplo: aquí en México se propuso que los nuevos consejeros electorales, incluyendo el consejero presidente (una mujer ahora), fueran elegidos(as) por SORTEO entre los 20 finalistas. La consejera presidente elegida POR SORTEO, Guadalupe Taddei Zavala, está relacionada con la 4T. Obvio, esto no cayó muy en gracia en el ánimo de la oposición, pero ¿cómo pueden decir algo en contra, si fue por sorteo su designación, entre 20 candidatos?
Solo hay una manera de decirlo: fue por la gracia de Dios. Pero recuerden algo también: a Dios rogando, y con el mazo dando (diría también “con la hoz”, pero luego se me enojan los ultraderechistas ¡pero también los ultraizquierdistas, por ser, muchos de ellos, ateos!). En fin: hay que hacer política, pero hay que recordar datos. Datos que van desde no olvidar quienes son la mayoría (y no me refiero solo a lo sexual), que hay que ver el contenido y no la forma de los políticos, y que se debe de buscar MÉTODOS TRANSPARENTES que no dejen lugar a dudas de la elección de funcionarios públicos.
Ya diciendo lo anterior, recuerden el final de “Un cuento de Navidad”: “Y que Dios nos bendiga a todos (aunque actualmente sea también “a todas” y “a todes”).