Frente al reciente informe del Inegi sobre el estancamiento de la economía nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador refutó: “vamos muy bien, vamos muy bien”.

Pidió que se distinga entre crecimiento económico y desarrollo, y es éste último en su dimensión de bienestar, el que interesa a su gobierno.

López Obrador respondió además que sí el crecimiento económico es escaso en este momento se debe a que “estamos poniendo orden”.

En esta administración, puntualizó, “ya no se gasta por gastar ni se otorgan contratos a diestra y siniestra”. Tampoco se otorgan concesiones aunque destruyan o contaminen el medio ambiente; no hay contratos con sobreprecios hasta de mil por ciento.

E insistió: habrá crecimiento y “sin duda llegaremos a la meta” prevista. México, aseguró, es de los países con más atractivos para la inversión extranjera hay muchas confianza en el gobierno “entre otras cosas porque saben que ya no hay corrupción, que ya no hay empresas favoritas”.

Recordó además que durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, la firma consentida fue la española Repsol, que cobró muchísimo. “Lo que fue bueno para Repsol, fue malo para la nación”.

Y en el sexenio pasado, añadió, fue a la empresa OHL a la que se le dieron todos los contratos.

“Eso ya no sucede, ya no hay favoritismo. Sí hay cambios y esto lleva tiempo; hay reacomodo y ponernos de acuerdo”, pero la negativa es clara a la existencia de sobornos y moches, “y hay quienes están desconcertados y por eso las columnas (insisten) en que no hay crecimiento “, señaló López Obrador, pero el país va muy bien. Y ejemplificó con diversos indicadores sobre consumo, salarios y precios.