Monterrey, N.L.

Pues, comparto la noticia de que la Fiscalía no ve que Pío López Obrador haya violado la ley, y, por lo tanto, no piensa continuar con un proceso en su contra.
Un amigo, al leer lo anterior, solo atinó a escribir: “Igual, van a seguir molestando”. No lo escribió así, escribió una palabra que empieza con “j”. Pero la idea es la misma: la oposición seguirá teniendo como un “mantra” esos videos, para tratar de “demostrar” que los políticos de la 4T son “iguales” que ellos, en cuanto a corrupción.
Yo lo comenté desde un inicio: no iba a pasar nada. Y no porque la Fiscalía esté “sometida” a la presidencia de la República. Si realmente hubiese un delito que perseguir, el INE hubiera puesto el grito en el cielo desde el 2015, cuando Pío hizo esa colecta de dinero. Simplemente, tanto Pío López Obrador como David León demostraron la procedencia lícita de dicho dinero, y que iba a ser empleado para actividades políticas. Algo que la ley permite. Y se acabó el problema.
Algo que no ocurrió con Felipe Calderón, por lo cual no pudo registrar a su partido político en su momento (“México libre” sic). Y no lo pudo hacer porque, aquí sí, Calderón no pudo demostrar el origen de parte del financiamiento privado que recibió para poder realizar actividades políticas.
Porque si la guerra es la continuación de la política, la política, igual que una guerra, requiere de tres cosas: dinero, dinero y más dinero. Hacer proselitismo sin un apoyo financiero es muy idealista, pero prácticamente imposible.
Y, durante mucho tiempo, el movimiento de AMLO se mantuvo de apoyos económicos de sus simpatizantes. Algo que, repetiré hasta el cansancio: la ley lo permite. Solo que muchos olvidan que todavía hasta el 2018 el 70% de la población no utilizaba servicios bancarios. El número ya mejoró, pero se calcula que, aún en este año, el porcentaje de mexicanos que utilizan servicios bancarios solo llega a ser del 50%. Así que muchos simpatizantes, ante la falta de alguna “aplicación” para realizar transferencia electrónica, pues ayudan con un “sobre” para la causa.
Claro, eso vuelve más engorroso el registro para dar cuentas ante el INE. Pero es un registro que se tiene que hacer, porque el INE lo solicita. Y lo solicita por ley. Si alguien, así haya recibido miles de “sobrecitos”, no registra la procedencia del dinero y lo emplea en alguna actividad política o de proselitismo, pues, simplemente, está violando la ley.
Peso que entra a un partido y/o movimiento político (así el partido esté en formación y no tenga registro aún), peso que tiene que registrarse su procedencia. De lo contrario, el INE te va a fiscalizar muy duramente. Si no lo creen, le pueden preguntar a Felipe Calderón su experiencia.
Por otro lado ¿qué la oposición va a seguir molestando con el tema? ¡Claro! Si lo siguen haciendo con René Bejarano, aun cuando ya fue exonerado de todo delito. Y, por algo muy simple: demostró que todo ese dinero al cual le ponía “ligas”, tenía un origen lícito, y no estaba siendo “lavado”. Un dinero que iba a ser utilizado para actividades políticas, al ser donado por lo que parecía era un simpatizante: Carlos Ahumada. Claro, cuando Ahumada vio que era traicionado por los mismos que lo utilizaron, no tuvo más remedio que demostrar que el dinero era de origen lícito, y no lo estaba lavando, como lo comenté previamente.
Así que la oposición seguirá con su frenesí, y dando vueltas a un tema ya resuelto, pero que para ellos constituye un “dogma de fe”. Mientras, uno se pregunta por qué AMLO compareció en su momento ante el Congreso cuando quería ser desaforado, y Bejarano se presentó ante la justicia (y estuvo encarcelado), sabiendo que era inocente (y a mí no me reclamen, un juez lo dejó libre); y Pío se presentó a declarar ante los tribunales.
Pero Ricardo Anaya y ahora, Cabeza de Vaca, están prófugos de la justicia. Así de simple. Y eso es algo que la oposición no puede digerir. Porque en su momento ellos se consideraron “superiores”, o hasta “mejores”, solo por tener una cantidad de dinero más alta que el resto de los mexicanos.
Pero ahora que resulta que esa “riqueza” no puede ser defendida ante un tribunal, y solo provoca que los indiciados tengan que huir, hace que muchos en la oposición se reflejen en ese espejo. Y no pueden aceptar que al haber aplicado eso de “es que todos hacen lo mismo”, y el otro silogismo de “nada va a cambiar”; y comprobar ahora que estuvieron en un error, y que son cuestionados por sus métodos en el pasado, solo les queda intentar demostrar que sus cuestionadores son “iguales” o hasta peores que ellos.
Porque de lo contrario, ese sentimiento de “superioridad” se pierde, y solo queda enfrentar a su conciencia por el temor a que, en algún momento, las fiscalizaciones los alcancen y demuestren que su riqueza no fue por “trabajo y esfuerzo”, sino por prácticas no muy honorables.
Mientras, aquí vamos a seguir. Con políticos que serán cuestionados, y se van a presentar a los tribunales. Y con otros, que prefieren huir. Ante eso, a la 4T solo le queda cuidar que muchos de los que deberían estar huyendo (también), no tomen el control del partido.
Porque eso sería el peor desastre de todos, ya que volveríamos a lo mismo de antes.