Santa Ana, California

En este Día del Trabajo, los migrantes dijeron: “¡Presente!”. E inhiestos salieron a las calles de Los Angeles, Hollywood y Santa Ana para reiterar su exigencia: una reforma migratoria justa, amplia y generosa.

Y algo patente: la solidaridad de la clase trabajadora californiana y de Estados Unidos con los trabajadores indocumentados, quienes de manera cotidiana sufren persecución policiaca, sin que haya autoridad que frene esos amagos y, sobre todo, que sirva de vocero ante el gobierno federal para hacer justicia a este sector laboral al que no le importó el riesgo durante la pandemia y permaneció en sus labores para servir a la comunidad en esos días aciagos.

El padre Alejandro Solalinde vino de México y arengó al pueblo migrante a no depender de nadie, a fortalecer su unidad, su lucha porque “nadie detendrá la migración”. No vaciló al señalar que “ustedes van a gobernar a Estados Unidos”.

De dilatada trayectoria como benefactor de migrantes en México, sobre todo en sus albergues de Oaxaca, Solalinde hizo votos porque los próximos gobiernos de México y EU dialoguen y acuerden en favor del pueblo migrante.

En el el asiento del mundo mágico de Disney, persecución policiaca a indocumentados

Este año, la Coalición Derechos Plenos para los Inmigrantes movilizó a sus bases hasta el Condado de Orange y en el sur de la Ciudad de Los Angeles. En esta zona donde está enclavado el mundialmente famoso parque de diversiones de Disneylandia, es marcado el contraste entre el mundo mágico de Walt Disney y la realidad de los trabajadores indocumentados, expoliados.Sin embargo, resisten y son parte de la espina dorsal laboral californiana.

Tras su fachada de diversión para toda la familia, donde también se ubica el parque de beisbol de los Angelitos de Los Angeles, se oculta otra oscura historia, donde por décadas los gobiernos de las diferentes ciudades que comprenden esta afluente región fueron controlados por el Klu Klux Klan, el Partido Nazi, miembros de la Sociedad Birch (John Birch Society por su nombre en ingles), y otras agrupaciones políticas de lo más rancio de la ultraderecha estadounidense.

Es, además, una zona donde asoman contradicciones preocupantes: por un lado el gobierno estatal de corte demócrata creó una ley para convertir a California en estado santuario de inmigrantes y por otra los alguaciles racistas realizan sistemáticas redadas contra migrantes acusados de delitos menores.

Esto viola la ley, que prohíbe a los uniformados arrestar a indocumentados por faltas menores y más aún transgreden la norma que terminantemente impide que los alguaciles colaboren con oficiales del Servicio de Inmigración para la deportación de los aprehendidos. Estas son prácticas ilegales y racistas.

Esta situación motivó a las organizaciones de migrantes a estar presentes en este bastión de la ultraderecha californiana para patentizar su solidaridad con sus pares que acá son criminalizados.

La marcha arrancó al mediodía frente a la sede del Consulado  de México. Era presidida por una manta de más de 10 metros, con la inscripción de la demanda principal: “Full Rights For Immigrants” (Derechos Plenos para los Inmigrantes).

Todo el liderazgo que se hizo presente marchó tras esta emblemática consigna. Al frente iba el padre  Solalinde y una y otra vez se coreó—hasta el cansancio—: “¿Qué queremos?” Y la respuesta: “Reforma migratoria” “¿Cuándo la queremos?”, “Ahora” para después entonar “Biden escucha: el pueblo esta en la lucha”.

Con el padre Solalinde marcharon Mike González, presidente de los 32 por México, Francisco Méndez, presidente de Oaxaqueños en la lucha, Francisca Arendón, de la Organización Nayarita Unidos por la Reforma Migratoria, Guadalupe Carrillo, del Comité de Tamaulipecos del Este de Los Angeles Unidos por una Amnistía Justa y Generosa para los Trabajadores Indocumentados, Jorge Luis Saldaña, un obrero guerrerense de la Ciudad de San Bernardino. Al frente de la representación de Jalisco estuvieron  Carlos Lazaritt y Rogelio Carranza y al continente del Estado de México lo encabezó Aaron Ventura. También se hizo presente Erasmo Ortega, quien viajo desde Austin, Texas.

Inmigrantes serán legisladores en México

Además, estuvo presente el diputado migrante Mario Torres y las y los futuros diputados migrantes mexicanos Maribel Solache (San Diego), Aniceto “Cheto” Polanco (Los Angeles), Nadia Yadira Sepúlveda García (San Diego), la aspirante al Senado Federal, Karina Isabel Ruiz, (una dreamer o soñadora radicada en Phoenix, Arizona) y su suplente, Octavia Hernández Ferret.

La mayoría de los asistente lucieron camisetas con letras rojas y negras, donde se podía leer la consigna: “Reforma Migratoria Ya!”. Por todos lados ondearon banderas de México y EU. El desfile tuvo un recorrido superior a las más de tres millas, 5 kilómetros. Al filo de la 1:40 de la tarde, la marcha se detuvo frente al Edificio Ronald Reagan, donde se celebró el tradicional mitin.

Hubo cuatro oradores. El primero en hacer uso de la palabra fue Mike González, quien resaltó la unidad de las representaciones del Sur de California, Arizona, Texas y de México para darle el mayor contenido a esta efemérides.

Basta de negar legalización a indocumentados

Juan José Gutiérrez, director ejecutivo de la Coalición por los Derechos Plenos de los Inmigrantes, recordó el sacrificio de los “Mártires de Chicago” en 1886,  quienes murieron en aras “de la emancipación de la clase trabajadora de EU y el resto del mundo”. En su alocución, recorrió momento épicos en la lucha para lograr derechos plenos para los trabajadores indocumentados-repasando la histórica “Ley de la Amnistía” firmada por el Presidente Ronald Regan en1986 que permitió legalizar a más de 3 millones de trabajadores previamente indocumentados.

Después enfatizó que han transcurrido cerca de 40 años desde esa gesta histórica y ahora hay más de 11 millones de indocumentados que a pesar “de trabajar, pagar impuestos, cumplir con lo que ordena a ley y ser personas de fe, no se les a extendido el reconocimiento que les ameritan sus millonarias contribuciones económicas a esta gran nación de inmigrantes”.

“Ya basta. no vamos a detener nuestra lucha por la reforma migratoria hasta conquistarla por segunda vez”, aseguró

El padre Solalinde, narró como en un viaje que él y otras 5 personas llevaron a cabo el  20 de mayo del 2013 al Departamento de Estado de EU para celebrar una reunión de más de 2 horas, él decidió que en lugar de insistir en todas las quejas de antaño que con toda razón se le podrían haber hecho a los representantes del gobierno federal estadounidense sobre la invasión a México y la apropiación de más de la mitad de su territorio, mejor se optó por demandar una ley migratoria que garantizara la seguridad nacional de ambas naciones.

Una ley, asentó, basada en el más estricto respeto a “los derechos humanos, el humanismo, la misericordia, la compasión que todos estamos obligados a tener para con los demás, y así formar un solo pueblo”.

Y agregó:

“Vamos bien, nuestro pueblo va bien. Ojalá que el próximo gobierno de los EU sea mejor que los que hemos tenido pero nunca olviden que el cambio lo vamos a tener que hacer nosotros mismos. Tenemos que tener fe y esperanza porque nadie puede detener la migración. Recuerden que ustedes o sus hijos o sus nietos van a gobernar EU”.

En representación del Congresista mexicoamericano, Lou Correa, de origen zacatecano, hizo uso de la palabra Gabriela Lemus, quien resalto el compromiso del representante popular con la lucha por la reforma migratoria.  Aparte, comprometió a todo su personal tanto en el Condado de Orange como en la capital de la nación a este esfuerzo ciudadano.

Cerro el evento, el candidato a diputado federal migrante por la tercera circunscripción y por el Partido Regeneración Nacional (Morena), Aniceto “Cheto” Polanco. Comprometió al futuro bloque migrante en el Congreso de México,  a partir del primero de septiembre próximo, “a trabajar unidos para impulsar de forma efectiva leyes que redunden en benéfico de los casi 40 millones de personas de origen mexicano que residen y trabajan en Estados Unidos”.

*Ernesto Corona es estudiante de posgrado en la Universidad del Sur de California y director de oficinas de la Hermandad Mexicana Nacional en Los Angeles y el Valle de San Fernando.