Monterrey, N.L.

“Cuando matas a un poeta, matas a la democracia”.
Se publicó la noticia de que los asesinos del poeta y cantautor Víctor Jara, fueron sentenciados por el asesinato de este, después del golpe militar en Chile en 1973. A casi 50 años, la justicia al fin se hizo presente.
Uno de los acusados, al ver que la policía venía por él para apresarlo, cometió suicidio. No faltó quien comentó que eso solo confirmaba la cobardía de muchos que son valientes enfrentando a civiles desarmados, pero que no pueden enfrentar los resultados de sus actos.
No pude dejar de pensar en eso, ya que en una película que vi (“Allende en su laberinto”, del 2014), se ve como el presidente Salvador Allende apela al pueblo para salir a defenderlo con las armas. Unos de sus asistentes, le recordó que él mismo mandó desarmar a la población civil, por lo cual los civiles estaban inermes ante los militares. Allende solo se quedó viendo al infinito con una cara descompuesta.
Desarmar a la población civil fue una norma a finales de los 60 y principios de los 70 en casi todo el mundo. Pocos países se salvaron, como los EUA. Y, sin embargo, los propios EUA estuvieron tentados a introducir una ley de control de armas en la población civil cuando vieron que la población afroamericana se empezaba a armar. Solo para que vean hasta donde llegan las “libertades”, según el interés, o, mejor dicho, el prejuicio de muchos.
En América latina, dicho control de armas fue para “evitar” revoluciones como la cubana, lo cual era el temor de todo el continente, empezando por los EUA y terminando con las oligarquías de cada país. Sin embargo, después de lo ocurrido en Chile, solo Venezuela aprendió la lección y formó la “Milicia Bolivariana”; la cual está conformada por 4 millones de ciudadanos que no son militares de carrera, pero que reciben entrenamiento para salir a la defensa del país en caso de ser llamados a las armas. Y ese es uno de los principales escollos que los regímenes estadounidenses han visto para invadir al país caribeño: 4 millones de combatientes pueden convertir una invasión en un verdadero infierno. Pero, al final, no es un concepto muy diferente de la “Guardia Nacional” estadounidense. Solo que nadie pone reparos a los estadounidenses si sus civiles “juegan” a ser militares los fines de semana, pero ponen todos los impedimentos en el caso de los camaradas venezolanos.
Lo cual me lleva al siguiente asunto: los EUA lograron erradicar a las guerrillas que aparecieron en casi todo el subcontinente. Pero yo me pregunto ¿cuántas de dichas guerrillas se volcaron al crimen organizado, sobre todo al tráfico de drogas? Porque, eso ya fue una “guerra” a la cual no se le vieron ganas de ser combatida como se combatió en su momento a los movimientos armados irregulares que entraron en acción por su ideología. Pero ya a los movimientos armados irregulares que entraron en acción por “negocios”, es fecha de que muchos continúan. Y con pingües beneficios.
Un ejemplo sería México. Les voy a decir una cosa: a mí me da risa cuando los políticos estadounidenses “amenazan” con intervenir a nuestro país, para “perseguir” a los carteles. Por varias variables que nadie toma en cuenta:
La primera: se calcula que el crimen organizado tiene hasta 800 mil miembros, los cuales, en un momento dado, pueden ser armados. Eso es un “ejercito” en toda la extensión de la palabra. Irregular, según las reglas de la guerra. Pero un ejército, al fin y al cabo.
Segundo: el armamento que tienen los carteles es de cuidado. Durante el sexenio de Peña Nieto, el crimen organizado derribó un helicóptero “Super Puma”. Muchos, que solo ven películas, dijeron que fue obra de un lanzagranadas del tipo RPG 7 (como los que usaba Rambo). Y eso lo “pensaron” secundario a la película “Black Hawk down”. Solo que el helicóptero estadounidense derribado en Somalia, lo fue cuando estaba desembarcando soldados, lo cual lo obligaba a estar a baja altitud.
Recuerdo que alguien estuvo muy empecinado en discutir conmigo que había sido ese tipo de arma lo que habían utilizado los maleantes en nuestro país. Y es que, pensar que tienen otro tipo de armamento, les quita el sueño a muchos. Pero, para desgracia de mi interlocutor, apareció un video con la secuencia de la caída del helicóptero militar mexicano. Y ahí venía el tiempo de caída. Así que, con una simple fórmula matemática que se enseña a nivel secundaria, se pudo calcular la altura a la cual fue abatido dicho aparato. Y la altura eran 1000 metros. Una distancia que los RPG no alcanzan…pero si los misiles antiaéreos portátiles. Muchos se negaron a creer en dicho poder de fuego. Pero olvidaron otro dato: las FARC (Colombia), tienen (o tenían), en su arsenal dicho tipo de armas. Y las FARC, por esos días, publicaron un comunicado donde aseguraron no tener ningún tipo de relación con el grupo criminal que había derribado el aparato.
Pero ya en pleno 2023, vemos a un miembro del crimen organizado mexicano con un misil antitanque que, se supone, eran de los que enviaron a Ucrania. Lo cual solo confirma la hipocresía de muchos en cuanto a “guerras” por la “libertad y la democracia”. La foto se hizo viral, en todo el mundo.
Así que, por eso me río de los desplantes estadounidenses. Porque intervenir en México, puede permitirles “barrer” con cédulas delictivas en los cascos urbanos (como ocurrió con el segundo “culiacanazo”, donde se ve una fila de no menos de 20 vehículos de los criminales que fueron, literalmente, “barridos” por un vehículo aéreo. Por eso, la cantidad de fallecidos que las autoridades dieron, no son creíbles).
Pero en medio rural, el frente sería “líquido”, con el enemigo apareciendo y desapareciendo por diferentes puntos. Sin poder establecer un punto exacto donde poder “golpearlo”. ¿Saben dónde les ocurrió lo mismo a los estadounidenses? En Vietnam.
Así que, con ese antecedente, siempre me voy a reír cuando los estadounidenses “prometan” intervenir en México. Saben lo que les puede ocurrir.
Así que, sintetizando: la reacción de las oligarquías latinoamericanas que no escucharon la petición de democracia que sus pueblos exigían y la represión resultante, resultó en la formación de movimientos armados. Movimientos armados que, a la postre, terminaron, no todos, pero si muchos, realizando actividades criminales. No sabemos si la “guerrilla” terminó en “crimen organizado”; o si ahora el crimen organizado puede terminar en “guerrilla”.
Pero todo comenzó cuando las oligarquías no escucharon, insisto, el clamor de democracia que sus pueblos exigían. Y empezaron a asesinar poetas.
Así que, cuando vean que un poeta es asesinado, teman. Porque esa puede ser la acción más antidemocrática posible. Y, donde no hay democracia, prolifera el crimen organizado. El problema es que, para después poder establecer fehacientemente a la democracia, se tiene que combatir al crimen organizado. Y en un país como México, donde el Poder Judicial libera a la mayoría de los malhechores que las fuerzas de seguridad apresan, sabemos donde está el riesgo de perder la democracia, para que la oligarquía conserve sus privilegios.
La historia, nos lo confirma.