Monterrey, N.L.

Es interesante como me he quedado “solo” de un tiempo para acá. Digamos que, con cada grupo al cual le he planteado cara, debido a que sus “argumentos” eran más que debatibles, simplemente, veía como mi círculo de “amistades” se iba cerrando y cerrando.
Sí, comenzó con apoyar un proyecto alternativo de nación. Pero también ocurrió con el gremio médico, al apoyar un sistema universal de salud y estar en contra de la privatización de dicho sector. Que la pandemia me diera la razón, no ayudó precisamente. Que, además, no apoyará lo que muchos médicos querían, y que consistía en tener preferencia para la vacunación en la pasada pandemia, tampoco ayudó. Pero es que definitivamente vi un conflicto cuando quieres utilizar tu influencia para tener preferencia en una situación que, sin exagerar, se podía traducir como de “vida o muerte”. Solo les recordé a mis compañeros que, por lo menos yo, no estudié medicina para enriquecerme. Y también, que los pacientes son primero, antes que los médicos. Justo lo que la OMS recordó en su hoja de ruta de vacunación en la pandemia. Es más, la misma OMS publicó que si había un gremio que requería preferencia, era el de los maestros. Porque con vacunar a la primera línea de atención del personal de salud, era más que suficiente en el período inicial de dicha vacunación. Ergo: el 90% de mis compañeros médicos me detestan. Y no es exageración.
Los antivacunas y los antiaborto. Con los primeros fue que pudieran demostrar en forma fehaciente que existe un complot mundial para despoblar el planeta por medio de las vacunas, y que comprobarán que las complicaciones derivadas de la vacunación saturaron hospitales y funerarias. Algo que no pudieron hacer.
Con los segundos, fue recordarles que el hecho de querer implementar el derecho a la vida desde la concepción a nivel mundial, se les revirtió al no considerar todas las variables. Como olvidar a miles y miles de embriones congelados en las clínicas de fertilidad que, en automático, deberían de nacer y ver la luz si tal derecho era implementado. Y eso permitió, por lo tanto, poder despenalizar el aborto en muchos países. Simplemente, la falta de pensamiento científico en ambos grupos no permitió que prosperarán en sus objetivos. Ergo: más gente que me detesta.
Los “woke progres buena ondita”. Fue tan simple de decirles que lo que intentaban muchas compañías con la “inclusión” iba a fracasar, y, antes, al contrario, su público original se iba a sentir traicionado por los cambios en la mercadotecnia y los productos que dichas empresas ofrecen. Y todo en un momento donde hay recesión económica, y la gente tiene que elegir entre comer o consumir ciertos productos. Como los productos de entretenimiento. Además, fue hacerles ver que existe un capitalismo “woke”, que no tiene nada que ver con la ideología de izquierda. Y que seguían olvidando a la gran mayoría, la clase trabajadora, la cual seguía sin ser “defendida”, mucho menos representada, por esas empresas que supuestamente, querían “defender” derechos humanos, sobre todo de minorías. Así que solo fue recordarles que estaban colaborando con los antagonistas, olvidando los preceptos originales de los movimientos de izquierda. Y estos son simples: la izquierda, la verdadera izquierda, debe defender todos los DDHH, sin excepción. No solo unos cuántos. Y, si ves que las empresas ahora “defienden” solo unos cuántos DDHH, no es para aplaudirles. Es cuestionar cual es la “ganancia”, sobre todo económica, que buscan detrás de su “altruismo”. Punto. Pero, ergo: otro gran grupo que me dejo de dirigir la palabra. Grupo donde también puedo incluir a las “feministas radicales”, a las cuales les hice ver que la protesta pacífica no tiene nada que ver con la “sumisión”. Y que, al generar violencia, provocas que la población no vea el mensaje que quieres ofrecer. Lo cual, a la larga, terminó ocurriendo.
Ya la cereza del pastel fue en estos últimos días. MORENA Nuevo León ha realizado eventos. Y, “casualmente”, no he sido requerido para dichos eventos. Sé que es porque me han invitado para iniciar la formación de comités de “defensa” de la 4T para el próximo año. Pero yo los ataje con una simple pregunta: ¿Quiénes van a ser los candidatos de MORENA en Nuevo León? Porque a excepción de Claudia Sheinbaum, yo no puedo exponer mi credibilidad promocionando a posibles candidatos que no tienen nada que ver con la izquierda verdadera. Y eso aplica desde senadores para abajo en el escalafón, siguiendo con diputados federales, diputados locales y terminando en alcaldes. A mí en lo personal no me interesa un puesto político. Pero tampoco es dar la cara por personas que pueden no ser del agrado de la mayoría. Y no ser del agrado de la mayoría, significa una derrota segura.
Así que, aquí estoy: pareciera que pasé de ser un “imprescindible” para un montón de eventos desde familiares, pasando por eventos de amistades, siguiendo con eventos académicos y/o profesionales relacionados con mi gremio, y terminando con eventos del partido que ayudé a fundar y que goza de mis simpatías políticas; a ser un “impresentable”, un verdadero indeseable para una gran cantidad de personas a las cuales solo les hice ver que sus argumentos, insisto, eran más que debatibles.
Ayer vi que una defensa lógica, no quiere decir que en automático lo que se defiende sea lo correcto o lo justo. Y la ley puede no ser justa, pero es la ley. Así que mucho de lo que planteó puede no ser justo para muchos, pero su falta de lógica impide su debida defensa. Si el recordarles lo anterior me vuelve un indeseable, tal vez sea porque no vine a agradar. Vine a agredir. Agredir esa falta de lógica, que puede terminar hasta en dogmas que no permiten el avance de la humanidad.
Vine a agredir situaciones que busqué cambiar siendo un activista tanto médico como político, y que resultaron en que ahora, solo esté “inactivo”. Pero no cambiaría nada de lo que he hecho. Y no porque mi postura sea la “correcta”. Ni siquiera porque yo concuerde con las posturas que supuestamente “defiendo”. Simplemente, porque lo que defendí fue lo que prevaleció. Porque aparte de lógica, se debe de usar el sentido común. Y ahí sí, me estoy quedando solo, muy solo…