Monterrey, N.L.

Escribe la hija de una amiga (que también es mi amiga, y ambas son bibliotecarias), a raíz del sainete con los cuentacuentos “drags” en la Feria del Libro Internacional de Monterrey; que nuestra metrópoli es “conservadora, mojigata, retrógrada” y otra serie de epítetos. Yo solo me sonreí, y pensé “¿A poco?”
Voy a repasar muchas cosas que he mencionado de tiempo atrás, y que confirma la inutilidad de tomar ciertos aspectos o ideologías, sin respetar a los demás.
¿Conservadores en Monterrey? ¡Pues claro! La ciudad tiene décadas, si no es que siglos, “educando” a la gente para que sea “aspiracionista”. En su momento, expulsaron a los jesuitas de la vida académica local, no se diga a cualquiera que comulgara con la izquierda. Los empresarios solo querían ser el modelo por seguir de sus empleados, al punto que los empleados considerarán que ellos, también, eran parte de la oligarquía. Obvio, hubo voces disidentes, pero fueron acalladas. Vamos, en Monterrey todos se consideran empresarios, y todos piensan que se desayunan en el Club Industrial. Por eso, nunca buscaron cambiar el estatus quo, en el cual, la subcontratación laboral se extendió como una plaga en nuestra ciudad, con la consiguiente precariedad laboral. Y siempre estuvieron en contra de un movimiento (la 4T) que cambió ese estado de cosas (y muchos, empezando por la oligarquía, siguen estando en contra).
Monterrey también es una ciudad muy racista, y muy discriminadora. La más discriminadora del país, según estudios. Lo risible es, como le acabó de comentar a alguien: con toda la mezcla de genes que tenemos los mexicanos, el que haya un mexicano “racista” es una verdadera paradoja. Es más, que Monterrey lo sea, y predomine una pigmentocracia (donde a más claridad de la piel, más posibilidades de sobresalir); es poco menos que una verdadera aberración. Por lo siguiente: la entidad con más genes afroamericanos es Nuevo León. Más que Veracruz. “¿Cómo es eso?” se preguntarán algunos. Sencillo: porque Monterrey fue una entidad muy esclavista. Y no solo esclavizó a nativos mexicanos (el municipio de “Pesquería” aquí en el estado tiene ese nombre porque ahí se reunían, los potentados neoleoneses del pasado, y tomaban como esclavos a integrantes de las tribus nómadas locales). No, decía, también se importó una gran cantidad de esclavos africanos a Nuevo León (el esclavizar está por lo visto en la genética de la oligarquía local, desde tiempos remotos). Así que, dentro de la genética mexicana, somos los que más tenemos genes africanos. Aunque a muchos, no les guste esa nota.
¿Mojigata? ¡Toda la vida! No formar parte de un grupo religioso puede significar el ostracismo social, mientras que formar parte de un grupo religioso puede significar todo lo contrario: brillar en el ámbito social. En su momento, hasta mi madre me pidió que me uniera a un grupo religioso (No se rían, es en serio). Le contesté: “Mamá, si no soy ni siquiera parte del Club de Mickey Mouse ¿cómo quieres que forme parte de un grupo religioso?”.
Pero una mojigatería que solo ha provocado que el muy “adelantado” y con “centros de estudios a nivel mundial” de Nuevo León sea, en 2019, el segundo estado (de 32) ¡con más embarazos adolescentes! Bueno, ya ahora en 2023 subimos a un cuarto lugar. Pero estados más “atrasados” que nosotros ¡tienen mejor educación, sobre todo sexual! Yo por lo menos, lo veo como algo inconcebible.
Así que sí, Monterrey es una ciudad conservadora, prejuiciosa, discriminadora y muy, pero muy mojigata. Pero yo tengo un par de sendas preguntas tanto para la extrema derecha, así como para la extrema izquierda locales. Y ambos grupos me odian, pero ya estoy acostumbrado a la disonancia cognitiva y a la falta de argumentos de muchos, así que si no me insultan siento que no escribí nada. Primera pregunta:
Ultraderecha: ¿cuál era el fin de censurar un evento solo porque quien lo organizó no tiene tu simpatía? Porque estoy seguro de que no midieron las consecuencias de su acto, empezando por “victimizar” a un grupo minoritario, con lo cual los pusieron en medio del mapa para el resto de la población. De lo contrario, serían siendo “invisibles”, como cotidianamente lo son.
Ultraizquierda: en serio ¿no tienen más personal para leerle cuentos a los niños? Porque el que estén aferrados a que sea solo un grupo minoritario de la diversidad sexual, y, dentro de dicho grupo, todavía sean los más minoritarios; pareciera que es una “treta” precisamente, para que dejen de ser “invisibles”. El problema es que muchos lo van a percibir como si fuera algo “planeado”, con “intereses” ajenos al bien común. Y por “bien común” me refiero al bien de los niños.
Ambos extremos del espectro político, por lo que se ve, van a continuar con su “estira y afloja”. Y, en unas entidades van a “ganar” unos, en otras entidades van a “ganar” otros. Como aquí en Nuevo León, que “ganó” la ultraderecha, y solo provocó más animadversión de la ultraizquierda local.
Pero, en el inter, la “mayoría silenciosa”, solo vemos pleitos que no tienen razón de ser, por carecer de los mecanismos mentales para poder tener un diálogo CIVILIZADO, y poder llegar a ACUERDOS.
Por desgracia, los extremos del espectro político siempre han carecido de la CAPACIDAD DE DIÁLOGO. Por eso se les conoce como “extremistas”: por estar, como ya mencioné, en los extremos del espectro político.
Y ambos, como buenos “conservadores”, tanto de izquierda como de derecha, nunca van a cambiar. Porque para ellos, eso sería lo mismo que claudicar…