Monterrey, N.L. 
En este momento, secundario a una cirugía bucal, tengo la mitad de la cara completamente inflamada. Es como si tuviera un hemangioma facial, toda proporción guardada. Porque mi inflamación va a pasar.
Pero la reacción que provoco cuando la gente me ve, es la misma que provoca cualquiera que tiene una asimetría facial. Y es que la gente está acostumbrada a la simetría, no solo facial, sino en todos los parámetros corporales.
Dicen que la simetría es belleza, pero también es salud. Y ambos son requisitos deseados en cualquier especie para poder perpetuar dicha especie. De hecho, es un dato científicamente comprobado que los humanos más “simétricos”, y, por ende, más “bellos”, suelen tener más relaciones y parejas sexuales, lo cual permite que tengan más posibilidades de perpetuarse.
Por eso, la falta de asimetría es lo primero que un médico debe de revisar cuando el paciente entra al consultorio. Así sea una forma de caminar que no es simétrica, eso ya puede indicarnos muchos sobre el padecimiento del paciente.
Y no solo en lo anatómico, también en lo funcional. Yo puedo ver ambos ojos iguales y aparentemente normales. Pero si uno ve menos que el otro, hay una asimetría funcional que debe de investigarse, porque se está rompiendo un equilibrio e indica un posible padecimiento.
Porque la simetría también es equilibrio, y el equilibrio es algo muy requerido no solo en la naturaleza, sino también hasta en las ciencias sociales. Porque cuando se pierde el equilibrio, y hay inequidad en las ciencias sociales, hay revoluciones. Y cuando tampoco hay equilibrio en la naturaleza, hay desastres naturales, o peor: provocados por el hombre.
Porque la naturaleza también tiene su simetría que es parte de ese equilibrio. Y para poder comprender dicha simetría, dicho equilibrio, tenemos que repasar la teoría de los fractales. No voy a poner las fórmulas matemáticas que nos explican dicho proceso. Lo voy a explicar mejor en forma geométrica.
Y para eso, ponemos la unidad básica de un fractal para poderlo explicar, una “Y”. Porque a esta “Y”, le pueden poner otras “y” más pequeñas en las dos “ramas”. Y luego, a esas dos ramas, les vuelven a poner otras sendas “y” aún más pequeñas en las dos ramas, y así indefinidamente.
El resultado sería muchas cosas: árboles, que pueden ir desde árboles y plantas vegetales, hasta el “árbol” bronquial con el cual respiramos, que termina en los alvéolos pulmonares. Pueden ser ríos, con sus afluentes, si a esa “Y” la ponemos en sentido horizontal, en lugar de vertical.
Y si invertimos dicha “Y”, puede ser un macizo montañoso con las pequeñas colinas con las cuales comienza, y que van ascendiendo en tamaño hasta terminar en cumbres de miles de metros de altura.
Así que la naturaleza es bella, porque es simétrica, y porque tiene un equilibrio. No solo eso: hasta la justicia tiene que ser no solo simétrica y equilibrada, también debe de tener un sentido “estético”.
Lo anterior porque hay un antiguo pensamiento que indica que, si matas a una mariposa, es un crimen atroz. Pero nadie te dice lo mismo por matar a una cucaracha. Así que la justicia también tiene un sentido estético, que busca compaginar con la simetría y el equilibrio que debe de poseer para poder decir que algo es “justo”.
Lo interesante es que no toman en cuenta que las cucarachas tienen una razón de ser, y eso es eliminar desechos orgánicos que devuelven el equilibrio a la naturaleza.
Porque muchas cuestiones, animales o personas que no tienen una estética “aceptable”, por carecer de un equilibrio simétrico al ojo que los percibe, o una razón “justa” a primera vista; es porque tienen otras funciones que son igual o hasta más útiles que lo que hallamos simétrico, equilibrado, y hasta “justo”, aunque no tengan una estética, como ya mencioné, “aceptable”.
Una tormenta o una erupción volcánica podrán parecer actos que rompen el equilibrio. Pero tanto una como la otra, eliminan naturaleza muerta, o darán nutrientes para que nueva naturaleza aparezca.
Una situación que provoque desequilibrio a nivel social provocará movilizaciones de la población que busquen que exista dicho equilibrio. Alguien me pidió que escribiera sobre la democracia. Y es tan sencillo como lo anterior. Claro, hemos avanzado mucho desde aquellos “demócratas” originales que se reunían a votar en el ágora, o plaza principal de una ciudad estado griega, para contrarrestar la tiranía de los sátrapas orientales (persas) que amenazaban su estilo de gobierno. Pero esos “demócratas” no permitían que los esclavos, los extranjeros y las mujeres tuvieron derecho a voz y voto. Poco a poco, hemos avanzado en permitir que el equilibrio llamado “equidad”, se pueda extender entre la sociedad.
Y la enfermedad es otro desequilibrio que obligará a muchos a que estudiemos para poder reintegrar a quien la padece a ese equilibrio, y a esa simetría que terminará siendo hasta estética, y que será “justo” porque lo reintegraremos, en lo humanamente posible, al resto de las personas que gozan de salud.
Muchos pueden pensar que lo que acabó de escribir es un ejercicio filosófico hasta inútil. Pero cuando ves, como ya comenté, la reacción de la gente al ver tu cara asimétrica, te das cuenta de que la búsqueda de simetría, de estética, de equilibrio y hasta de justicia, están integrado en nuestros genes de una forma inevitable y hasta inexorable.
Por eso la historia de la humanidad está llena de luchas contra situaciones que provocaban la perdida de equilibrio; como la injusticia, como la enfermedad, como el hambre y como lo que se les pueda ocurrir que afectaba a la mayoría.
Por eso hoy se busca tener más respeto con la naturaleza, buscando tener un crecimiento sostenido, pero evitando romper un equilibrio que nos puede pasar una factura a largo plazo.
Porque lo asimétrico será algo no equilibrado, y, por ende, hasta algo que atenta contra la naturaleza. Porque la justicia debe ser hasta estética, y no solo en su apariencia, pero en su contenido. Y quien no pueda acceder a la justicia, a la salud, o a una vida con equidad, estará padeciendo un desequilibrio, que podría catalogarse de hasta algo “patológico”.
Y siempre será un deber hasta natural, luchar o componer cualquier desequilibrio. Por supuesto, dentro de lo humanamente posible.